Fuga de talento permanente

Algo le pasa a la liga española de fútbol en su Primera División. Más allá de dinero chino, de una Supercopa en Arabia o de otras “bizarradas” por el estilo, la élite del balompié nacional pierde peso específico en el mundo. Dos ejemplos claros. Un equipo que juega competición europea y pelea por seguir haciéndolo tiene que vender a su portero titular. Hablamos del Villarreal y Rulli. Otro que tiene la misma hoja de ruta y fue campeón de Copa hace unos meses “despacha” a su lateral izquierdo ante lo irrechazable de una oferta. Ninguno a salido traspasado a clubes-estado. No. Se van al Aston Villa, al Wolves o a aventuras más exóticas. Y mientras, sus clubes de origen se las ven y se las desean para encontrar sustitutos y para cuadras su balance económico.

España pierde su sitio. Salvan la cara el Madrid y el Barça. Pero el resto, incluido el Atlético, son “segundas filas” cuando salen al mercado mundial. Vender no para fichar, vender para sobrevivir.

Alguien tendrá que explicar eso del “fair play” financiero, que algunos equipos fuera de las fronteras nacionales se pasan por el arco del triunfo. La clase media del fútbol español se empobrece. Los éxitos salen del buen ojo y la cantera. Pero todos con el culo apretado por si aparece algún club inglés de medio pelo y media historia con un maletín lleno de billetes buscando solventar su crisis a base de talonario. 

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