Sueños de Olimpia

Independencia con fútbol para la joven Argelia

Imagen de uno de los partidos amistosos entre la selección del FLN y otro país.
photo_camera Imagen de uno de los partidos amistosos entre la selección del FLN y otro país.

El pasado mes de marzo y en plena crisis por el covid-19, Argelia celebró el 58 aniversario de su independencia. Un hecho logrado tras un cruento enfrentamiento contra Francia (1954-1962) donde el fútbol se utilizó como un arma más de propaganda.

El 9 de septiembre de 1954, la ciudad argelina de Orleansville (actual Chlef) fue destruida por un terremoto. En París se organizó un partido benéfico entre la selección nacional y un combinado de jugadores de las entonces colonias, Marruecos, Túnez y Argelia, que resultó un éxito.

Mohamed Boumezrag, exfutbolista y subdirector de la "región" argelina de la federación francesa, también agente del Frente de Liberación Nacional (FLN) percibió el potencial de este deporte para la causa de la independencia y propuso a la organización secreta un ambicioso plan.

Crear un "equipo nacional' de fútbol, para difundir la causa y recaudar fondos para la lucha, mediante partidos internacionales.

Sin mucho interés, el FLN dio luz verde al proyecto. Entre los días 13 y 14 de abril de 1958, 32 futbolistas argelinos de la liga francesa y uno de la tunecina desertaron. Todos se reunieron en Túnez, donde el comandante Hamaï Kaci proclamó el nuevo equipo nacional, no reconocido por la FIFA ni, por supuesto, por la enojada Francia.

Entre 1958 y 1962, la selección del FLN disputó 91 partidos -nunca en Argelia- logrando 65 victorias. Fueron bien recibidos en los países del bloque comunista y en los No alineados. Jugaron con los colores verde y blanco, bajo bandera e himno del FLN. 

Todos sacrificaron sus carreras, sueldos, incluso familias, para colaborar en la independencia. El primer presidente, Ahmed Ben Bella, reconoció después su gran contribución.

Mekhloufi, la reconciliación a través del gol

Rachid Mekhloufi fue uno de tantos niños nacidos en la antigua colonia de Argelia. Lo hizo en 1936 en Sétif, ciudad rebelde, frecuentemente reprimida por el gobierno francés.

Su talento con la pelota le permitió cruzar el Mediterráneo y firmar por el Saint-Étienne, en la liga francesa. A sus 22 años ya era su líder en 1958, convocado por la selección para el mundial de Suecia.

Dos meses antes de tal importante cita recibió la llamada clandestina (e irrenunciable) del FLN. Acompañado por otros dos futbolistas, Arribi y Kermali, el 13 de abril huyeron hacia Suiza en coche, firmaron autógrafos en la frontera, tomaron un tren a Roma y volaron a Túnez.

Allí, en el hotel 'Majestic' se anunció la creación del equipo nacional. Francia denunció la situación a la FIFA y la federación amenazó con expulsar a cualquier país que osara jugar contra el FLN. Los medios galos denigraron a todos los futbolistas "desertores".

Mekhloufi y sus compañeros vivieron cuatro años de clandestinidad, penurias y control. Renunciaron a una vida cómoda. A cambio, conocieron medio mundo y a los líderes de su momento: Jruschov, Ho Chi Minh, Mao Zedong, Fidel Castro... El equipo fue un símbolo y un reclamo internacional.

Lograda la independencia, Mekhloufi recibió permiso para volver a la liga francesa. A su amado Saint-Étienne, al que rescató de la segunda división.

Los insultos y abucheos iniciales se transformaron en aplausos y admiración, gracias al poder del fútbol y sus goles. Rachid aguantó con elegancia y paciencia.

En 1968 el Saint-Étienne ganó la Copa. Mekhloufi, capitán, recibió el trofeo de manos de Charles De Gaulle. "Usted es Francia" dicen le soltó el presidente.

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