Jugar en el Pazo es tortura para un COB de psiquiatra

Podríamos escribir que el COB que jugó contra el Iruña no se reconocería en un espejo, pero lo cierto es que es el mismo que viste y calza en la mayor parte de los partidos disputados en el Pazo, a diferencia -curioso- del que lo hace lejos de Ourense.
Este equipo no es, en absoluto, mediocre, pero le sucede ante todos sus rivales lo que al Madrid sólo contra el Barça, se bloquea. La lista de males es amplia, sí: despistes infantiles, mala transición defensiva, pésimo cierre de rebote, falta de fluidez y dirección en ataque, juego irregular, precipitación y exceso de responsabilidad, bajo rendimiento de hombres claves, mal planteamiento de las últimas posesiones... Y mil cosas más. Correcto. Pero el mayor problema es el potaje mental que contagia a todos sus integrantes. Están atenazados, presionados en exceso, desesperados, pasto de rivales, superiores o no. ¿Solución? Todo se cura con victorias, pero el psiquiatra no mete las canastas.

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