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EEUU y Holanda no regalan su viento

MONTE MEDA (SAN MAMEDE) 19/01/2022.- Eólicos y líneas de alta tensión en plena Ribeira Sacra. José Paz
En España son notables las diferencias en el tratamiento fiscal y el concepto de impacto ambiental se ha anclado en el pasado, con ventajas para los parques eólicos más grandes y más potentes

Qué es lo que impide que con el viento se haga lo mismo que con el petróleo, al estilo de Noruega, por ejemplo, donde es bien conocido el fondo soberano creado sobre la base del llamado The Government Petroleum Fund? ¿Por qué aquí ni el Gobierno ni la Oposición se plantean integrar los ingresos derivados de la gestión del viento, mediante impuestos a las empresas, el pago de licencias para los parques eólicos y los dividendos de una posible compañía de capital mixto que los explote, inspirándose en la noruega Statoil?

Otros van por delante. Los gobiernos de EE UU y de Holanda acaban de subastar el arrendamiento de energía eólica marina, con cientos de millones para sus arcas públicas. De ese modo, los promotores pagarán por el derecho a construir parques eólicos. En Galicia, un paraíso para las eólicas, ni se habla de cobrar por las concesiones y habrá que ver si en las futuras subastas piensan seguir los pasos de americanos y holandeses para poder recaudar algo.

La Xunta tiene amplias competencias en energía eólica, un sector que no juega a favor de los gallegos, que ven como los beneficios se van con el viento. Los ganadores son multinacionales, bancos, fondos y fabricantes que apenas producen en Galicia, alerta el profesor Ramón Varela, expresidente de Adega, a quien el periodista Xan Carballa presentó en una entrevista en Nós Diario como el defensor de la tierra, el mar y el aire, objeto de depredación. 

“Aunque la energía eólica es menos dañina para el medio ambiente, no es inocua, y el impacto ambiental y su penalización es uno de los elementos clave de la normativa aplicable”, advierten las profesoras de la USC Rosa Mª Regueiro y María Cadaval, que recibieron el Premio Valentín Paz Andrade de Investigación en Economía de Galicia por un trabajo publicado en la revista científica Energy and Environment.

Las autoras sostienen que, en las últimas décadas, la energía eólica ha experimentado un progreso significativo, destacando la contribución de países como China, EE UU, Alemania y España, aunque no existe un modelo integral único para promover la energía renovable en todo el mundo.

En España, Regueiro y Cadaval observan que las regiones de Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía han liderado este proceso, con cambios significativos en su aportación en función de la situación económica y del variado marco legislativo vigente en cada momento. En el caso de España, tres regiones, de un total de diecisiete, aplican sus propios impuestos para gravar el impacto medioambiental de la energía eólica.

El objetivo de su trabajo es describir y comparar precisamente el impuesto eólico aplicado en Galicia, Castilla la Mancha y Castilla y León de 1995 a 2020, caracterizar la fiscalidad eólica y evaluar la idoneidad de este tipo de impuestos para gravar los impactos ambientales asociados a la actividad eólica en España.

Según María Cadaval y Rosa Mª Regueiro, las diferencias en el tratamiento fiscal son notables y se observa que el concepto de impacto ambiental se ha anclado en el pasado. Hoy en día, los parques eólicos más antiguos con turbinas eólicas menos potentes son los que soportan una mayor carga fiscal, mientras que los parques eólicos más modernos, más potentes y más grandes (con un impacto ambiental, acústico y visual significativo) pueden incluso estar exentos de impuestos.

@J_L_Gomez

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