CUENTA DE RESULTADOS

¿Es Podemos la alternativa económica al PP?

El PSOE, que en buena lógica debería ser la alternativa al PP, ni siquiera es escuchado

Con todos los matices que se quiera, resulta cada vez más evidente que la crisis económica algo tiene que ver en toda España con el llamativo auge político de Podemos, partiendo del movimiento social 15-M, y que algo tiene que ver en Cataluña con el incremento del independentismo, al calor de la histórica ERC. Desde que hay democracia, siempre hubo movimientos sociales, pero ninguno como el 15-M, y siempre hubo independentistas en comunidades como el País Vasco, Cataluña, Galicia y Canarias, pero ninguno como el de ahora en Cataluña. Si en el País Vasco no es tan acentuado puede ser precisamente porque, desde el punto de vista fiscal, Euskadi es prácticamente independiente, y también porque tanto allí como en Navarra la crisis se ve atenuada por la fortaleza de su economía productiva, hasta tal punto que sus tasas de paro se parecen más a las de Francia que a las de España. En Galicia y Canarias, si bien el nacionalismo político tiene su cuota social, dista mucho de ser mayoritario y de crear opinión más allá de sus filas.

La realidad es que la democracia española tiene un nuevo convidado, Podemos, con un programa económico irrealizable si España no sale del euro, y un foco independentista, Cataluña, que en algún momento habrá que afrontar, yendo más allá de convertir la Constitución en un texto sagrado.

De cómo gestiona el PP ambas realidades sabemos bastante: constata que Podemos lastra a su gran adversario, por lo que no le inquieta –más bien todo lo contrario, de ahí el apoyo mediático de grupos de derechas a Podemos-, y se siente la baza ganadora en el nacionalismo español, que también existe, frente al catalán. Al PP no le va mal, electoralmente hablando, ni con Podemos ni con el nacionalismo/independentismo catalán. En ambos casos, son los socialistas los que pierden. Otra cosa es si le va bien así a España y, sobre todo, si ése es un modelo de futuro.

En este contexto, la crisis económica española dista mucho de evolucionar como lo hizo la de Estados Unidos –surgida también en 2008- y la realidad laboral –y social- española nada tiene que ver con la de los otros grandes países de la UE: Alemania, Francia e Italia. Las cifras de paro en España son más propias de países pobres o en vías de desarrollo que de un país líder en Europa.

Pero, curiosamente, de esto no se habla. O, mejor dicho, de cómo superar esta lamentable situación, mediante un gran plan de industrialización y modernización, se habla menos que de otros asuntos que dan pie a falsos debates. El PSOE, que en buena lógica debería ser la alternativa al PP, ni siquiera es escuchado. Su problema no es que carezca de programa o de líder, sino que no se le escucha y, menos aún, no se le percibe como alternativa. Entre el PP y Podemos lo ningunean de tal modo que el país se queda entre la opción neoliberal del PP –patrocinada por la alemana Angela Merkel- y la poco menos que imposible alternativa de un partido virtual, cuyo interés para la ciencia política es en cualquier caso indudable.

No se trata de que las propuestas económicas de Podemos no sean seductoras e incluso en ciertos casos interesantes, sino de que en la Europa del euro son irrealizables. Pedro Sánchez, que si de algo sabe es de economía, busca una salida desde el laberinto en que lo han metido, pero no encuentra la solución política. Diagnostica bien pero sigue lejos de dos cosas: la primera, ser creíble, y la segunda, concretar una alternativa que pueda ser comprendida y asumida por una mayoría social.

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