Alexandro: ’El arte no hace congelados, no se come ni se bebe, sólo interesa en lo espiritual’

Alexandro volvió un día la mirada hacia la Costa da Morte para escapar de la rutina y encontrar la tranquilidad. La exposición que muestra ahora el pintor ourensano en el Centro Cultural de la Diputación es el resultado de ese viaje tan especial.
LA ENTREVISTA


Alexandro frunce el ceño en uno de sus típicos gestos. Vestido de negro y con un sombrero al más puro estilo Humphrey Bogart o con una gorra que recuerda el diseño escocés, su figura es ya tan habitual en la ciudad como en la localidad costera de Muxía, adonde un buen día, hace ya algunos años, escapó en busca de una mayor tranquilidad creativa. Fiel a sus principios, no ha dejado de luchar con las armas que mejor maneja: los pinceles y un espacio en blanco. Sus cabezas anónimas, imagen repetida diariamente en su retina durante su estancia en Barcelona, han dado paso a ’gamelas’, mejillones y amebas que parecen escapar del mar. Después de casi una década sin mostrar sus trabajos a los ourensanos, el Centro Cultural de la Diputación se convirtió el pasado viernes en una sala de estreno: dos plantas para cristos, muxiáns, dibujos, sillas con fondos rojos y azules y estampas de playa. Alexandro es un trabajador incansable al que su talento convierte en un artista.

¿Qué es Comarea?

Se trata de una expresión típica de la Costa da Morte que simboliza lo mucho que alguien quiere a alguien, lo intenso que es ese sentimiento: ’Te quiero mucho, te quiero comarea’. Se usa para remarcar algo muy fuerte y con mucha abundancia: ’Había xente comarea’. Es algo que se quiere mucho.

¿Qué es lo que tanto quiere Alexandro?

La pintura, y el arte concreto. El arte, así en general, no me interesa para nada por todo lo que le rodea, como la crítica, las galerías y demás. Eso no me interesa gran cosa, aunque siento cierta curiosidad.

La ausencia expositiva durante tantos años en la ciudad, ¿ha sido por falta de oportunidades o de ganas?

He tenido muchas posibilidades en varias galerías, pero no he expuesto por timidez. Exponer por exponer no me interesa nada. El Centro Cultural de la Diputación es un buen espacio y me insistieron mucho, dije que no varias veces hasta que creí que tenía una obra que merecía la pena. Es todo un estreno en Ourense, este trabajo no se había visto y quería hacerlo aquí en la ciudad. La Diputación en los últimos tiempos está apostando por buenas exposiciones y me pareció un buen espacio para mi obra.

¿Había algún miedo a mostrar estos trabajos?

Supongo que a alguien le puede dar el síndrome de Stendhal y desmayarse. En serio, a mí no me influye para nada el espec tador, no es algo que me preocupe, y no lo digo como ofensa ni como prepotencia, sino que a la hora de crear hago lo que me interesa, son obras muy personales y no estoy pensando si van o no a gustar. No trabajo con la posibilidad de exponer en la mente, aunque está claro que cualquier artista, tarde o temprano, quiere mostrar su obra, enseñarla.

¿Son buenos o malos tiempos para pintores como usted?

Creo que no hay ni malos ni buenos tiempos; el arte, simplemente, está cambiando. No es el mismo trabajo, por ejemplo, el de una galería de los años 70 que las de ahora. Lo que habría que hacer es empezar a buscar un nombre para estos tiempos en el que suceden cosas como que alguna intelectualidad o quienes se creen muy cultos aseguren que no es necesario en Ourense un Museo de arte contemporáneo. Su constante crítica a instituciones y al poder político, sea cual sea, ¿en qué le ha beneficiado? El beneficio creo que ha sido sobre el respeto que me he ido ganando, yo no he cambiado de parecer en función de quién gobernara. Soy respetuoso con las ideas políticas, pero creo que el arte es otra cosa que no tiene nada que ver. Cada uno tiene sus ideas, yo las tengo, pero no creo que deba mezclarlas con mi trabajo. El arte es algo cultural, no político.

¿Y en qué le ha perjudicado?

Perjudicar, no lo tengo tan claro que me haya perjudicado. Porque yo creo que más culpa bles que los políticos son los galeristas, que son quienes mercadean con el arte, al igual que los coleccionistas o que las grandes empresas que adquieren arte. Es curioso que en lugar de ir a los estudios de los artistas a ver sus trabajos, los compren en Arco, como si todo lo que se expone allí fuese bueno. No es así, el 80 por ciento no vale para nada. La culpabilidad de las instituciones y de los gobiernos está en olvidarse de promocionar a los pintores. Sólo piensan en sectores como, por ejemplo, el de la moda.

¿Qué le parece la queja de la concejala de Cultura por la ausencia este año de galerías ourensanas en Arco?

Arco es una empresa privada que yo sepa, y si la concejal fue allí a quejarse es que no tiene mucha idea de lo que dice. ¿Fue a defender a galerías privadas? ¿Dónde están las defensas de los artistas? Yo no estuve tampoco en Arco el año pasado. Es una estupidez.

¿Usted se ha sentido apoyado por las instituciones?

Ni apoyos, ni ayudas. No los he tenido jamás en la vida. Cuando expuse la última vez en el Museo regalé tres obras, así que no debo nada a nadie, nunca hicieron nada por mí.

¿Cree que la pintura está más marginada que la escultura?

Un escultor tal vez lo tenga más difícil para vender a un particular, pero a nivel institucional no hay duda de que tienen una gran ventaja sobre los pintores. Está claro que no se puede poner un cuadro en la calle, pero por qué no se pueden hacer murales en lugares como el Auditorio, por ejemplo, de la misma manera que se instalan esculturas en los jardines. Lo que es una vergüenza, hablando del Auditorio, es que sin contar con un espacio adecuado para exponer, se haya hecho la muestra de Faílde. Es una deshonra para el escultor llevar allí su obra, no deja de ser un mal pasillo y él se merecía mucho más.

De toda su trayectoria pro fesional, ¿hay alguna obra o momento especial?

Guardo con especial cariño alguna etapas de mi vida, como la catalana que me pareció brillante y ahora la de Muxía, una época más relajada. Obra no tengo ninguna, porque ese cuadro tan especial aún no lo hice. Estoy trabajando duramente para ver si algún día puedo dar con esa obra que tanto me vaya a gustar, de momento estoy con un bastón dando palos de ciego. Aunque el día en el que haces ese cuadro tan especial es mejor que te retires, porque ya no habrá nada más que contar.

¿Y algo para olvidar?

Muchísimos momentos. El arte, en realidad, no sirve para nada, no hace congelados, no sirve para comer, no se bebe, es algo tan inútil que sólo sirve en lo espiritual.

Los nuevos tiempos, ¿matan la creatividad?

Yo siempre me meto con las instalaciones. Las nuevas tecnologías, ¿de qué sirven? Ayudan a los mediocres, a los que no tienen mucho talento. Con un buen ordenador y una cámara puedes hacer un buen trabajo, pero es algo que habrá hecho la tecnología. Cuidado, la gente con talento puede utilizar estas armas también. Yo sigo creyendo en mis superficies, mis lápices, mis pinturas y mis pinceles para pintar. Prefiero el espacio en blanco y crear vida. Elijo las pinturas de Altamira antes que la mejor instalación que nunca haya hecho nadie.

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