Explosión de color, elegancia y personalidad. Son los atributos que se le vienen a la cabeza a la artesana y pintora verinesa Manuela Álvarez Rojas cuando piensa en un cigarrón, el emblema del Entroido de la villa que hace que se le "erice" el vello de la piel. "No tengo palabras para expresarte lo que siento al verles, al sentir su sonido. Es algo que he vivido desde pequeña y se me remueve todo, sobre todo por su elegancia y poderío", explica.
Manuela, artista autodidacta, centra sus pinturas -hechas con acrílicos- en el Entroido de Verín y, desde hace unos pocos años, plasma los cigarrones en prendas de ropa: sudaderas, camisetas, gabardinas o abrigos de bebé. Se trata de una manera de envolver a sus asiduos de un estilo propio y lleno de sentimiento. "Durante estos tres meses del año estoy a tope, pero para mí esto es un hobby, algo que me gusta mucho hacer", reconoce la pintora afincada en A Coruña, pero que regresa a su villa natal frecuentemente. "Me traen la ropa y yo la 'tuneo' así. Pinto directamente sobre ella. A veces tengo que decir que no porque no todas las telas valen para hacerlo", añade.
Sobre el proceso, Manuela realiza la silueta del cigarrón con unos bolígrafos especiales y, posteriormente, comienza a trabajar el interior. "Casi siempre tengo que repasar dos o tres veces porque dependiendo de la calidad del tejido, absorbe más o menos pintura", explica. "Hacer un cigarrón de cuerpo entero en una sudadera normal me puede llevar más de seis horas tranquilamente", añade.
La parte que entraña mayor dificultad para Manuela es la mitra. "El diseño va al detalle y hacer el animal en cuestión tiene su escollo porque se concentra en un espacio muy pequeño", cuenta la pintora verinesa.
Manuela suele pintar a los cigarrones dándoles mucho movimiento, como más le gusta apreciarles. "Me puedo pasar horas viéndolos correr. Mis amigas siempre tienen que esperar por mí. Me quedo embobada", reconoce. "Son una explosión de color. El traje lleva rojos, amarillos, verdes... luego están las pañoletas con ese colorido y esos broches... a ver, intento hacer una composición llena de armonía para que quede bonito", añade.
Manuela Álvarez ganó, hace dos años, el concurso de carteles para el Entroido de Verín y se sacó la "espinita" que tenía clavada de no haberlo logrado la primera vez que se presentó al certamen. "Yo quería ganar en mi tierra", reconoce."Lo hizo pintando a un cigarrón debajo del antiguo taller que regentaba su progenitor. "Fue un homenaje a mi padre, que era afilador", recuerda. "También he donado un cuadro a la Asociación del Cigarrón para el sorteo de este año", añade.
