Los Príncipes presidieron las honras fúnebres de Galera Córdoba y el gallego Bravo Picallo

El dolor presidió el funeral por los agentes asesinados

Los Príncipes de Asturias conversan con familiares de los fallecidos durante el funeral que ha tenido lugar esta tarde en Logroño
Los Príncipes de Asturias, visiblemente emocionados, presidieron en Logroño el funeral por el capitán José María Galera Córdoba y el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo, natural de la localidad coruñesa de Vimianzo, asesinados el miércoles, junto al intérprete iraní nacionalizado español Ataollah Taefy Kalilien, en Afganistán. La ceremonia, a la que asistieron el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la titular de Defensa, Carme Chacón, tuvo lugar en el patio de armas de la Unidad de Acción Rural de Logroño (UAR), a la que ambos pertenecían, en un ambiente muy emotivo.
Antes del funeral, los familiares, junto con los féretros, procedentes del aeropuerto de Agoncillo, se trasladaron a la capilla ardiente, instalada en el polideportivo del acuartelamiento. Tras unos minutos de riguroso silencio, los familiares, rotos por el dolor, se dirigieron al patio de armas donde recieron el pésame del Príncipe, con uniforme militar, y de Doña Letizia, de luto, en un ambiente de extremado recogimiento.

A continuación, los féretros, envueltos con la bandera nacional y acompañados por los acordes de una marcha fúnebre, fueron trasladados a hombros de sus compañeros al patio de armas. Allí, Don Felipe prendió sobre las banderas que cubrían los féretros las medallas con las que ambos guardias fueron condecorados, la Cruz de Oro al Mérito de la Guardia Civil y la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, que, posteriormente, los ministros entregaron a los familiares.


'ÉNFRENTA A LOS PUEBLOS'

La ceremonia fue concelebrada por el arzobispo castrense, Juan del Río, y el obispo de la diócesis riojana, Juan José Omella, y asistieron los presidentes de La Rioja, Pedro Sanz; Castilla y León, Juan José Herrera; la portavoz del PP en el Congreso Soraya Sáenz de Santamaría, entre otras muchas autoridades. El arzobispo castrense, en su homilía, exclamó '¡qué difícil es encontrarle sentido a estos acontecimientos!', y aseguró que este acto terrorista 'ofende a Dios, repugna la razón, degrada la dignidad humana y enfrenta a los pueblos'.

El religioso también elogió la labor de los guardias civiles fallecidos, a quienes calificó de 'valientes' y de 'servidores de nuestra propia seguridad y la del Estado: buscaron la paz y encontraron la guerra; lucharon por la libertad y fueron víctimas de los tiranos, enseñaban a otros y les pagaron con la muerte'. 'Pero sus nombres -subrayó- quedarán grabados en los corazones de sus familias, de sus compañeros y de todos los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado español'.

Tras el acto religioso, se tributó un homenaje militar a los fallecidos en acto de servicio, y se entonó el himno de la Guardia Civil. Al término del funeral, los cuerpos de los guardias civiles se dirigieron a sus respectivas localidades donde serán enterrados hoy en la más estricta intimidad por deseo expreso de las familias, en Aranda de Duero (Burgos), el alférez, y en Tarazona de la Mancha (Albacete), el capitán.

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