El hombre llevaba dos meses sin cobrar, lo iban a despedir y el banco le había cancelado la Visa

El homicida de Olot actuó con 'premeditación y sangre fría'

Los policías que se encargan de investigar los cuatro crímenes de Olot creen que el autor confeso de los asesinatos, Pere P. de 57 años, actuó de forma premeditada, muy meticulosa y con una enorme sangre fría, según explicaron fuentes cercanas al caso. Según las mismas fuentes, el presunto agresor acabó con la vida de sus patrones, el constructor Joan Tubert y su hijo Angel, porque hacía dos meses que no le pagaban el sueldo y querían despedirlo. Además, estaba enfadado con los responsables de la Caja de Ahorros de Mediterráneo (CAM) de la calle Mulleras de Olot porque le habían cortado el crédito de la Visa y por este motivo m
de 57 años, actuó de forma premeditada, muy meticulosa y con una enorme sangre fría, según explicaron fuentes cercanas al caso. Según las mismas fuentes, el presunto agresor acabó con la vida de sus patrones, el constructor Joan Tubert y su hijo Angel, porque hacía dos meses que no le pagaban el sueldo y querían despedirlo. Además, estaba enfadado con los responsables de la Caja de Ahorros de Mediterráneo (CAM) de la calle Mulleras de Olot porque le habían cortado el crédito de la Visa y por este motivo mató también a dos empleados de esta sucursal bancaria, Rafel Turró y Anna Pujol, que fueron las únicas personas que encontró en la oficina.

Pere P. no se ha mostrado arrepentido, según fuentes de la investigación. Cuando lo detuvieron por la mañana, poco después del suceso, reconoció que acababa de matar a cuatro personas y por la tarde volvió a admitirlo durante la reconstrucción de los crímenes ordenada por el juzgado de instrucción número 2 de Olot. Los investigadores están convencidos de que el agresor quería matarlos a los cuatro y así lo hizo. Pere P. se mantuvo en todo momento sereno y tranquilo, incluso durmió 'con toda tranquilidad' en los calabozos, comentaron. La abogada de oficio del detenido ha solicitado al juzgado que se evalúe su estado mental para que los especialistas puedan determinar si padece algún trastorno. La policía, en cambio, cree que se trata de una 'obcecación' y ven difícil que sufra alguna enfermedad mental.

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