Análisis: ¿Y ahora qué?

Los resultados de las elecciones generales de este domingo se traducirán en un Congreso dividido en el que la elección del próximo presidente dependerá de la capacidad de negociación

Los resultados de las elecciones generales han despejado menos incógnitas de lo que se esperaba y sitúan a los principales partidos políticos en España ante un dilema: "O hablamos o a votar en primavera".

"Quien gana las elecciones debe intentar formar Gobierno", ha dicho Rajoy en el balcón de Génova tras pegar dos o tres tímidos botecitos y antes de prometer que intentará buscar un gobierno estable.

Ahí está el problema ¿cómo se consigue un gobierno estable con este reparto de escaños? Sus principales rivales han reconocido al PP que le corresponde la iniciativa, aunque las cuentas no salen.

El presidente del Gobierno ha reconocido que será necesario "hablar mucho, dialogar más, llegar a entendimientos y acuerdos" pero ha insistido: "Yo lo voy a intentar".

Como cada noche de elecciones, todos dicen haber ganado y todos tienen razones para creerlo.

Y es que el PP ha ganado las elecciones pero se ha dejado 63 diputados y más de 3,6 millones de votos; el mayor descalabro para un partido de Gobierno desde la UCD.

También ha perdido escaños y votos el PSOE (20 y casi un millón y medio) pero sus dirigentes sacan pecho porque -en boca de Pedro Sánchez- había "una coalición de intereses que han intentado hacer desaparecer al PSOE y no lo han conseguido".

En opinión del "soldado Sánchez" -parece que por el momento se ha salvado- "España quiere izquierda y quiere cambiar" y eso lo dice desde su condición de segunda fuerza política.

Si ha habido una palabra criminalizada durante la campaña ha sido "tripartito", pero por mucho que se le den vueltas al quesito no hay posibilidad de gobierno estable con menos de tres, salvo que PP y PSOE se pongan a hablar y dejen de un lado lo de "indecente" y "ruin" para embarcarse en un matrimonio de conveniencia.

No parece probable.

Los "emergentes", que hoy por fin han emergido, están también muy satisfechos y no es para menos, porque partían de cero.

Con 69 y 40 diputados, el partido morado y el naranja pasan a la historia política de España como los responsables de acabar con el bipartidismo, después de que otros, como IU y UPyD, lo intentaran sin éxito durante años.

Los líderes de esos dos partidos fueron los únicos que reconocieron hoy sin ambages la derrota.

Es cierto, no obstante, que la satisfacción se mide en función de las expectativas y, en función de ellas, a Podemos le ha ido mucho mejor que a Ciudadanos.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, lo tenía claro: "España ha votado cambio de sistema" y, en su opinión, eso tendrá una serie de implicaciones "inaplazables e imprescindibles" que ha desgranado para fijar desde el principio sus condiciones.

"Vamos a ser decisivos para formar mayorías que puedan cambiar este país", ha dicho Albert Rivera, quien también ha detallado las cosas que deben cambiar para que Ciudadanos se sume a alguna mayoría.

En resumen, que ya nos han demostrado que saben dar mítines, hablar en televisión, subir y bajar en las encuestas, pero ahora está por ver que sepan dialogar, renunciar a los máximos y buscar consensos.

Yo, por si acaso, no guardaría las urnas.

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