CON PRIMA DE RIESGO

Son tiempos líquidos... como la liberalización del mercado,

Nuestros hijos tendrán éxito mañana en profesiones que hoy todavía no existen

Son tiempos lluviosos, son tiempos líquidos. Los sólidos duran mucho, conservan su forma y persisten en el tiempo, mientras los líquidos e informes, fluyen;  como la liberalización de los mercados o como la tecnología… salvajes como diría la canción de Los Ilegales. Y aunque se sirven en datos ya muy manidos, no por ello deja de ser espectacular cada reflexión sobre ello, por esa tendencia exponencial que los posee, por lo fluido…

DATOS DE NUESTRO MUNDO: En 1992 había un millón de computadoras con internet, hoy hay 1.000 millones. Un primer mensaje de texto comercial se envió en diciembre de 2012 por la red GSM de Vodafone, en Estados Unidos, a través de ordenador y con el contenido “Merry_Christmas” pero  diariamente el número de mensajes que se reciben y envían hoy en día es mayor que la totalidad de la población mundial… 

Hubo más de 31.000 millones de búsquedas en Google…  este mes. Y si la cantidad de información tecnológica se duplica cada dos años en un futuro próximo se predice que lo hará cada 72 horas.
La realidad un poco más lejana aunque a tiro, es que nuestros hijos, que viven hoy en Facebook, el quinto país en términos poblacionales más grande del mundo, tendrán éxito el día de mañana, en un  mundo de mañana desconocido. Preparándose para el futuro en nuevas profesiones que no existen con el uso de tecnologías que no se han inventado y para solucionar problemas que hoy no parece que lo sean. Lo cual es lo mismo que columpiarse en lo alto de un trapecio aunque estés bajo una carpa de circo. Fíense.  Porque muchas de las licenciaturas de hoy en día, no existían hace apenas diez años, con medios nuevos, en internet, en nanotecnología o  en agricultura orgánica. Y si el ámbito tecnológico experimenta cambios exponenciales que hace que se modifiquen muy rápidamente nuestros hábitos de consumo, eso tiene implicaciones potentes en la organización de las empresas y en todo el ecosistema que acompaña al sector productivo.

LA LISTA PARA LOS MAGOS: Si volviese a elegir sería periodista en zona de conflicto, piloto de nave por ejemplo o tanguera —lo digo por el tango—  porque, ¿qué le pides a los reyes magos siendo economista?  Desde el trasfondo de un pensamiento tallado  en base a coordenadas cartesianas, después de los años, poco o nada queda para perder el tiempo ensoñando, lo cual a veces resulta bastante aburrido.

Pero como en los archivos denominados “permanentes”ubicados en cualquier despacho de administración, me apunto mi lista de máximos para los magos,  para que conste. Por si por magos pueden ir haciendo algo: Reducir el paro y sobre todo, reducir la precariedad laboral que no sale en los datos oficiales publicados. Porque bajo el paraguas de la flexibilidad para la contratación laboral se han llevado a cabo reformas legislativas que, lejos de conseguir una herramienta para la creación de empleo, esta se ha convertido en una eficaz arma de destrucción masiva de contratos “dignos”. Lo que agrava una situación de emergencia social en la que viven millones de personas que no  salen de la pobreza aunque encuentren trabajo.

También Tiempo!  Y más flexibilidad a la Comisión Europea en el cumplimiento de los objetivos fijados para la construcción de una Europa consolidada. Con el fin de ajustar el déficit en la medida de nuestras posibilidades, para obtener así un margen de crecimiento económico que se traduzca en mayores ingresos y en mejor empleo.  (Para cuadrar así números y eliminar el déficit sin reducir los servicios públicos en educación y sanidad como ocurre).  
Calidad en nuestras instituciones públicas, en aras de una mayor flexibilidad y una mayor adaptación al mercado. Y para que ya nunca más sirva el “cada hombre tiene un precio”.

Y aunque pueda parecer que una conciencia social amplia contra de la corrupción es síntoma de salud democrática, también me pido erradicar el mensaje compartido y socialmente extendido de que la corrupción en nuestro ADN es una práctica habitual y generalizada de las instituciones y de la política. Para que nunca se pongan en entredicho no ya sólo nuestras bases más democráticas, sino también el desarrollo económico y nuestro bienestar de sociedad.

La recuperación del capital humano que por necesidad ha emigrado, para que como en el anuncio del turrón pueda volver a casa. También transparencia, alternancia y antes que eso regeneración política.
Mayores estímulos empresariales.  Y la llegada, si pudiera ser rápida, de una reforma fiscal  en condiciones, sin parches que la corrijan,  bajando los impuestos de los ciudadanos y las cargas social de las empresas que son elevadas y no ayudan.  Llevo más de un año esperando.  Ah! que los magos son los padres! Echen cuentas, por su número  no es posible.

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