José Antonio Martínez Soler: “La libertad de prensa es como el oxígeno: la notas cuando no está”

El periodista José Antonio Martínez Soler (Almería, 1947), más conocido como Jams, presentó ayer, en el marco del Foro La Región, su libro “La prensa libre no fue un regalo”, en el que reflexiona sobre el ejercicio de la profesión durante la época franquista y la Transición.

El periodista ourensano Manuel Saco fue el encargado de presentar a Martínez Soler, compañero de profesión y amigo íntimo, al que describió como “testigo privilegiado” de uno de los momentos más relevantes de la historia reciente de España. Ambos formaron parte -junto con los ourensanos Heriberto Quesada, Luis González Seara y Alfonso Palomares- del equipo que puso en marcha la revista Cambio 16, donde “reímos y lloramos juntos, y compartimos los mismos sueños y afanes”. Saco, que escribe el preámbulo del libro, enfatizó el valor y tesón de Jams a lo largo de su trayectoria profesional: “La prensa libre no nos la regalaron, sino que gente como él tuvo que partirse la cara por lograrla”.

Martínez Soler quiso agradecer a Saco su colaboración en la edición del libro, y remarcó su capacidad para sortear la censura: “Él se inventó el lenguaje de Cambio 16 con su retranca”. El protagonista del Foro arrancó su conferencia con una portada de periódico clave en la historia española: “Franco ha muerto”. El periodista recordó las dificultades que enfrentó el día de la muerte del dictador para sacar adelante la revista Doblón: “Pensábamos que muerto el dictador, se acabó la rabia, pero no”. La censura paralizó la edición del número -llegó la policía, precintó la máquina de impresión- y Martínez Soler se vio obligado a escribirle una carta, de su puño y letra, al entonces príncipe, Juan Carlos Borbón, para poder publicarla.

El secuestro

Pese a la muerte de Franco, la libertad de prensa no llegó fácilmente. Dos meses después del fallecimiento, Martínez Soler publicó un reportaje sobre la purga que se estaba llevando a cabo en la Guardia Civil. A las pocas horas, lo secuestraron en la puerta de su casa. “Me metieron en un coche y me llevaron a la montaña, donde me hicieron un interrogatorio de 7 u 8 horas. Había tres malvados y uno bueno, me daban golpes… Querían que les dijese quién me había dado la información”, recordó. Él no podía decirle quién era su fuente, ya que no la conocía -le daba la información por teléfono-, así que los agentes lo amenazaron con matarlo. “Pero fue un fusilamiento simulado. Uno de ellos me puso el pistolón a dos pasmos de la frente y me dijo que iba a contar hasta tres, que si no le decía nada, allí me mataba. Entre el dos y el tres pensé que cómo podía ser que fuesen a matarme si hacía dos semanas que habíamos comprado una parcela mi chica y yo, ¡cómo me iban a matar si era propietario!”, bromeó. “No me gusta hablar de esto, todavía se me seca la boca cuando lo recuerdo”, añadió.

Martínez Soler hizo un pequeño repaso por su trayectoria profesional, que arrancó en plena dictadura. “Alguno de los periódicos en los que escribí duraron un día, por la censura”, comentó, entre risas. Trabajó en el diario Arriba, un periódico franquista, en el que encontró a compañeros defensores del régimen, pero también comunistas. “Ahí empecé a beber lo que iba a ser la Transición. Los franquistas tenían de 60 años para arriba, luego no había nadie, y luego los jóvenes, de 20, comunistas”, explicó. Ahí, según Soler, encontró su nicho: “Lo mío no tiene mérito personal, sino biológico. Estábamos deseando que se jubilasen para entrar nosotros”.

La censura

En aquellos años, los periodistas realizaban su trabajo bajo las órdenes de la censura. “Había palabras prohibidas. Recuerdo que en una información puse ‘huelga’ y me llamó el censor de Franco para decirme que cómo se me ocurría, que en España no existía la huelga, era ilegal y, por tanto, no se podía publicar. Tuvimos que poner algo así como ‘paro técnico”, recordó.

Martínez Soler recordó su trayectoria y reiteró la importancia de la libertad de la profesión periodística: “La libertad de prensa siempre está en peligro. Es como el oxígeno, sin ella te ahogas. Solo lo notas cuando no está”.