Los consumidores cogen menos carros y más cestas en el ‘super’ y están abonándose a las denominadas ‘marcas blancas’

La crisis cambia los hábitos de consumo

Las ‘marcas blancas’ ganan cuota de mercado entre los consumidores debido a la crisis. (Foto: Archivo)
Los clientes del supermercado cogen menos carros y más cestas. Las compras son cada vez más medidas y menos improvisadas; hay que ahorrar y los consumidores han encontrado en las marcas blancas las mejores aliadas para llenar el frigorífico. Hay que seguir comiendo, los niños necesitan ropa y no se puede prescindir de los productos de primera necesidad.
Marcos ya no tira en la papelera la publicidad del supermercado que recoge casi a diario del buzón. Antes separaba las cartas de los folletos; era como un acto reflejo, ni se molestaba en mirar cuales eran las oportunidades de las grandes superficies o el hipermercado del barrio. Ahora busca las mejores ofertas y compara hasta dar con el mejor precio.

‘Antes tampoco compraba a lo loco, sabía lo que necesitaba y no me permitía grandes lujos. Vivo solo, no realizo grandes compras y, por tanto, el margen de ahorro no es muy grande’, explica. ‘Hasta hace unos meses nunca llevaba una lista con las cosas que iba a comprar, lo decidía en el supermercado e intentaba buscar los productos de oferta; ahora sé lo que voy a comprar y cuanto me va a costar’.

Su vida ha cambiado porque su presupuesto también lo ha hecho. La hipoteca se dispara y los recortes llegan en cadena. ‘Lo primero fue darme de baja del gimnasio porque en los últimos tres meses había ido seis días’, indica Marcos. ‘Mi estrategia anticrisis es la típica: más películas en casa y menos cine, más pizzas y menos cenas fuera. Lo que hace todo el mundo’.

No son las únicas modificaciones en sus hábitos de consumo. Algunos son pequeños gestos que tienen más importancia de la inicialmente asignada: coger más la cesta y menos el carro, cambiar el hipermercado de siempre (con aparcamiento gratuito, pero más caro) por una ruta de supermercados a la caza de los precios más ajustados, llenar la cartera de tarjetas-descuento de los diferentes centros comerciales, y optar por marcas blancas en lugar de las que se anuncian por televisión.

El plan de ahorro de Marcos es el mismo, con mínimos matices, que el adoptado por Elena, Juan, Marcos, Lidia, Alberto y otros muchos. El último informe Nielsen sobre el comportamiento de los consumidores, que compara el primer semestre de 2008 con el mismo período del año anterior, apunta cambios significativos: no disminuyen las visitas a los centros comerciales (56,9 veces al año), pero la cesta va cada vez menos cargada (12,2 artículos).

Avance de ‘marcas blancas’

La cuota de mercado de las marcas blancas ha aumentado hasta el 39%, casi cinco puntos más que el año pasado. Un informe de la Universidad Complutense estima que estos productos recomendados o marcas del distribuidor son hasta un 42% más baratos que las enseñas conocidas. En 1985 su peso en las ventas no superaba el 3,5% y hace dos años era la opción escogida por una cuarta parte de los consumidores; hoy cuatro de cada diez artículos vendidos tienen marca blanca.

‘El refresco de té que compraba siempre no baja de 1,30 euros y el que bebo ahora cuesta 85 céntimos’, explica Maite. ‘Y el sabor es prácticamente el mismo’, añade. Es una recién convertida a la cesta blanca. ‘Yo gures, leche, crema hidratante, pizzas, suavizante mi fidelidad a las primeras marcas es más frágil que mi economía doméstica’. El respaldo definitivo a este giro en sus hábitos de consumo lo encontró en un blog (http://elreplicante/marcas-blancas-listado) y en la web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (www.aesean.msc.es); el registro de empresas alimentarias permite conocer el nombre de la empresa que está detrás de cada producto de marca blanca. Basta con introducir el código numérico que aparece en el envase para identificar el origen del producto.

Los fabricantes de los artículos recomendados son en muchos casos compañías punteras que han llegado a un acuerdo con la cadena para distribuir esos productos en exclusiva. En otros casos son empresas casi desconocidas que no gastan dinero en publicidad. Los proveedores, en otros casos, tienen los centros de producción cerca de las grandes cadenas para ahorrar en transporte.

Más cambios de tapas y más visitas a la tintorería

Si no se venden coches, el mantenimiento de los que ya están en el mercado será mayor’, explica José González, presidente de la Asociación de Comerciantes de Recambios, Neumáticos y Accesorios de Galicia. Su lógica es aplastante para explicar que su colectivo es uno de los menos afectados por la crisis económica. Menos compras en los concesionarios y más reparaciones para que el coche aguante todo lo posible.

‘El bolsillo no está para cambiar de coche. No compramos, reparamos. Lo de los coches es aplicable a zapatos, ropa, electrodomésticos y todo lo que se puede arreglar. Se impone la reutilización y el reciclaje. La incidencia de la crisis a mi me favorece; nunca tuve tanto trabajo’, explica Fernando, repara dor de calzado. ‘Ahora viene más gente a cambiar las tapas o la suelas; tengo clientes que hasta ahora no se planteaban reparar el calzado, pero ahora no les queda más remedio porque están apurados’.

Tampoco han visto menguada su facturación las tintorerías. ‘El número de clientes ha aumentado, pero los habituales acuden con menos frecuencia’, explica Marta, encargada de una cadena que cuenta con varias tintorerías en Galicia.

Tiendas de segunda mano No hay tradición y en Galicia no tienen una clientela tan amplia como las grandes ciudades de España y Europa, pero la crisis abre nuevas puertas para las tiendas de segunda mano. Estos establecimientos siguen sin ser la primera opción para muchos consumidores, pero la realidad demuestra que son negocio a prueba de recesión.

‘Las operaciones de compra y venta han aumentado en los últimos meses’, explica Juan, dependiente de El Rastillo. ‘Viene mucha gente a vender objetos que ya no necesita o que prefiere cambiar por unos ingresos extraordinarios. También son más los que acuden a nuestra tienda para comprar productos usados por un precio muy atractivo’. Radios antiguas, películas en cinta VHS, ordenadores sobremesa, portátiles, lámparas, muñecas Imposible catalogar lo que hay en las estanterías del comercio. ‘Ahora compramos mucho más que antes’, indica Juan. ‘Rechazamos muchos artí culos, bien porque están muy deteriorados o bien porque consideramos que no son muy vendibles, pero también recibimos cosas interesantes’.

Muchas tiendas de segunda mano han puesto en marcha un sistema de recompra para clientes que les venden alguno de sus artículos, ofreciéndoles la posibilidad de readquirir sus artículos en un período determinado y con un pequeño margen de beneficios. Los objetos que antes acaban en la basura, llegan en cajas a las tiendas de segunda mano. Los walkman comparten estantería con reproductores portátiles de CD y MP3. En otro pasillo también disputan clientela vinilos y discos compactos. Nostálgicos y buscadores de gangas tienen más oportunidades que nunca.


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