La escoba

El debate y el “bocadillo de queixo"

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photo_camera Cartelería de Ana Pontón y Gómez-Reino.
En el análisis en un bar coruñés hay consenso en que Ana Pontón sale fortalecida y a los candidatos a la Xunta les faltó soltura

Un rumor a campaña de antes se coló por la ventana cuando la escoba se disponía a darle una pasada al debate entre los candidatos a presidir la Xunta de Galicia. Una furgoneta anunció por megafonía a todo volumen un acto a las ocho de la tarde en la biblioteca vecinal de Monte Alto con la profesora y académica correspondiente Mercedes Queixas, número tres de la lista del BNG por A Coruña, como principal protagonista. Sin tiempo a armar la cámara para cazar una escena en riesgo de extinción, la memoria se fue a los días de la niñez en Vimianzo, municipio llave en la Costa da Morte. "Polo bocadillo de queixo, polo home traballador, vota Bloque", gritaba un tipo a todo pulmón en alguno de los primeros comicios de la democracia cuando los niños corríamos detrás de la furgoneta para recoger la propaganda que arrojaban por la ventanilla. El coñón lema continúa repicando cuando toca entrevistar a un representante de la fuerza nacionalista, pero el eslogan tuvo que ser acuñado por un militante de la zona porque los responsables actuales contestan con cara de sorpresa cuando lo escuchan. 

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La sensación tras el debate ha enchufado aún más al BNG en la carrera por superar al PSdeG-PSOE como segunda fuerza política, pero es de presuponer que el acto de la profesora Queixas no contó con demasiada afluencia porque media hora antes el Dépor comenzaba a jugar en Tenerife para distanciarse de los puestos de descenso a Segunda B. Competencia dura porque el partido fue emitido en abierto por Gol y en A Coruña el Dépor se lleva tan adentro como los sentimientos.

 Antes de cruzar los dedos por lo que sucedía en Tenerife, la escoba se fue a un garito futbolero en el que se citan cada jornada ideologías políticas de todo tipo para someter el debate entre los candidatos a la Xunta al VAR o hacer el debate del debate en el bar. Un comerciante de artesanía con un criterio forjado con muchas horas de lectura tomó la decisión de bajar con el cativo a la playa del Matadero mientras los siete candidatos se despellejaban dialécticamente. "Estuvimos hasta las once y media jugando una pachanga y dándonos un bañito. Estos días el agua está estupenda". Avisado queda el personal que decida pasar unos día en A Coruña. "Por la mañana vi algún resumen, pero os digo que el debate no me influirá en el voto, aunque hago constar que sigo dudando". 

El propietario del local esperó todo el día con interés a que llegase la hora para plantarse delante de la televisión para ver una justa que podría ser decisiva de cara al resultado. "Tengo que confesar que me costó ver el debate", reconoce. "Pero si ayer estuviste dando todo el día la murga", espeta un cliente que se suma a la conversación. "Lo intenté y me quise obligar, pero reconozco que tuve que cambiar de canal varias veces. Al final lo vi a golpe de tres minutos cada cuarto de hora, pero no me gustó ni el tono ni la forma. En el debate de las generales no me perdí un segundo, pero con este no era capaz. Nada más comenzar me llevé una gran sorpresa, ya que me he pasado cuatro años sin enterarme de que Pancho Casal era el jefe de la oposición", añade. El comentario suscita una carcajada en el corrillo que se ha formado, pero el hostelero prosigue con su razonamiento con un simpático gesto de circunspección. 

Sin soltura

"A pesar de que puedo parecer un poco raro, intento ser objetivo y la que más me gustó fue Ana Pontón. Feijóo cumplió por instinto, aunque demacrado y con aspecto mucho más viejo, pero eso no le perjudica. La candidata de Ciudadanos me sorprendió por la dicción, pero Google me chivó que es periodista y eso lo explica todo. Tiene buen lenguaje televisivo y poco más, precisamente esas son las tablas que le faltan a Antón Gómez-Reino. Le reprochó a Feijóo sus aspiraciones en Madrid y salió trasquilado, pero su aspecto fue impecable". La clientela se van sumando al improvisado análisis del tabernero, que se anima al contar con audiencia "De Vox no voy a hablar como hizo Pontón, a todos les faltó soltura y Gonzalo Caballero me sorprendió por el tono forzado. Resultó muy poco natural". 

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 Al otro lado de la barra sugieren que sólo Pedro Sánchez puede arreglar la campaña socialista irrumpiendo con una solución para Alcoa antes de que se abran las urnas. "El que no ha venido es Pablo Casado", comenta otro cliente, pero el colega de al lado corrige al momento al despiste. "Claro que estuvo Casado, vino a ver si le quita algún voto a Feijóo, no vaya a ser". Hay consenso en la risotada. También en que el debate no ha cambiado el voto, "aunque pudo haberlo hecho". El coche del BNG con la megafonía pasa otra vez.

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