Juicio del Alvia

Juicio del Alvia | Un perito dice que era necesaria protección adicional ante un posible fallo humano

El ingeniero industrial José Manuel Lamela (EFE).
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El ingeniero industrial José Manuel Lamela defendió en el juicio que era necesario un segundo nivel de protección ante un eventual fallo humano.

El ingeniero industrial José Manuel Lamela, perito designado por la Xunta, ha declarado este miércoles, en la segunda sesión del juicio por el accidente del Alvia celebrada este año, que la tragedia estuvo causada por un exceso de velocidad y que era necesario un segundo nivel de protección ante un eventual fallo humano.

“Siempre que hay una actuación humana, hay que tener en cuenta si queremos proteger, que se va a producir el efecto contrario” ha expuesto Lamela en reiteradas ocasiones ante las preguntas de las partes sobre el informe que le fue encomendado para analizar las causas que pudieron contribuir al descarrilamiento del tren, las circunstancias en las que se produjo y las anomalías, deficiencias e irregularidades en relación con el estudio del material rodante.

No obstante, no ha sido capaz de explicar cómo se materializaría el tipo de protección al que se refiere o que contemplaba cuando elaboró el informe dado que no se dedica "a nada de trenes", ha insistido el ingeniero industrial y actual trabajador del Instituto de Energía Gallega, Enega.

Ha asegurado que existe la necesidad de "una barrera, algo que si por lo que sea el maquinista no atiende la frenada, le quite el control del tren" y que, en este caso, no había.

Una propuesta que, aunque Lamela desconocía, ya figuraba en el proyecto original, según ha advertido el abogado de las víctimas, Manuel Alonso.

Por otra parte, y en línea con la supuesta avería del sistema de frenado de emergencia ya expuesta en el juicio con anterioridad, Lamela cree que es lícito pensar que no existía puesto que "el tren salió a las 13 horas de una revisión de dos días el día que se produjo el accidente, podía circular y le habían dado el alta".

Otra de las hipótesis que se han manifestado han girado en torno a si el frenado de emergencia tiene una mayor capacidad que el de servicio, a lo que el perito ha señalado que "no excesivamente significativa" porque para haber evitado el descarrilamiento a una velocidad máxima de 155 kilómetros por hora y suponiendo que este sea un "dato preciso" repara que hubieran sido necesarios "unos 6 segundos más, probablemente" de antelación en su ejecución.

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