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CONFIRMA EL ENSAÑAMIENTO
Ibrahima Diack también ha confirmado que golpearon continuamente a Samuelen el trayecto que hubo desde el lugar inicial de la agresión, el exterior de un local de ocio, hasta el sitio donde Samuel cae por segunda vez al suelo tras una persecución por el paseo marítimo por parte de personas participantes en la agresión, según las acusaciones y lo ratificado por este testigo y la amiga de Samuel en su testifical.
"Pensamos que era una pelea, vimos a un chico en el suelo al que le estaban dando patadas", dijo sobre el primer momento de la agresión. "Yo lo agarré para parar, pero los chicos lo estaban rodeando", ha manifestado para identificar, a preguntas de la fiscal, a uno de los acusados, Alejandro F.G., al que dos procesados han situado como la persona que agarraba a Samuel por el cuello.
Ibrahima, que también recibió golpes, ha explicado que "cogió" a la víctima mientras Magatte -el otro senegalés que acudió en auxilio de la víctima- estaba detrás para "evitar" que los demás no pudiesen alcanzar a Samuel ni a él en el trayecto desde el exterior del local a otra zona del paseo marítimo, donde, según ha reiterado, siguieron los golpes.
"Nos perseguían sin parar, si parasen Samuel no cae donde cayó, llevó un golpe que le llevó al suelo", ha expuesto para indicar que los participantes luego se fueron. "Estaba lleno de sangre, teníamos miedo, nunca habíamos visto algo así", ha recalcado sobre lo vivido. "Lo vi dos veces en el suelo, la segunda no se levantó más", ha añadido. A preguntas de una de las defensas, ha admitido que en la rueda de reconocimiento solo reconoció a "uno" de los cinco acusados. Mientras, ha dicho que no oyó insultos de "maricón".
A su vez, Magatte Ndiaye, que también intentó ayudar, ha manifestado que vio "una paliza", con "siete u ocho personas" que golpeaban a la víctima. "Yo paso para delante para intentar frenarlos", ha añadido sobre los primeros momentos.
Ya en los últimos instantes, ha corroborado que siguió la agresión y que cuando los agresores paran la víctima estaba ya en el suelo. En su caso identificó a petición de una parte -momento en el que se emocionó- a los acusados.
Las defensas, a su vez, incidieron en que en sede policial no los reconoció, algo que él negó. A preguntas de una de ellas, solo los ha situado en el lugar de los hechos, pero precisó que no podía concretar si habían golpeado o no a Samuel, como sostienen en el primer caso las acusaciones.
Los procesados se enfrentan a penas de entre 22 y 27 años de cárcel por asesinato con ensañamiento y alevosía. Se trata de cinco personas, entre ellos una mujer. A ella y a su entonces novio se les imputa la agravante de discriminación por orientación sexual y a uno, además de asesinato, se le añade el delito de robo con violencia por la presunta sustracción del móvil del fallecido.
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