MITÓMANOS

Los faraones más longevos y el declive de Egipto

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La vida media de un egipcio apenas alcanzaba los 30 años. La prueba es que de las momias reales existentes sólo dos superaron los 50. Pero no siempre fue así: dos faraones lograron alcanzar casi el siglo de vida

Uno de los faraones más famosos de toda la Historia, Ramsés II, fue además de un enorme egocéntrico y padre de una larga estirpe, uno de los reyes más longevos de la historia. Alcanzó probablemente los 93 años, en torno al 1213 antes de Cristo lo que le valió para convertirse en Dios Viviente a imagen de su pueblo, que contemplaba generación tras generación al mismo rey. Hasta Ramsés, los faraones se consideraban parte de la divinidad tras su muerte, al unirse con Ra y Osiris. Pero el tercer soberano de la Dinastía XIX fue distinto.

Ramsés era hijo de Seti I y nieto de Ramsés I, el fundador del linaje. Su abuelo había sido un militar, jefe del ejército durante el reinado de Horemheb, otro soldado que falleció sin descendientes, por lo que designó como sucesor a su amigo y compañero de armas. Sólo estuvo tres años en el trono, y le siguió su hijo, que al poco hizo co-regente a Ramsés. En total, estuvo al frente del país durante unos 65 año, En los últimos 30 tuvo que ver cómo iban muriendo sus sucesores, como fallecía su esposa, Nefertari, y cómo Egipto comenzaba a decaer a medida que se agotaban sus fuerzas. De hecho, nunca se recuperaría del todo de declive iniciado durante el largo reinado de UsermaatRa SetenpenRa Ramsés Meriamon, es decir Poderoso es la Justicia de Ra, el Elegido de Ra, Hijo de la Luz Divina, Amado de Amón. En los siguientes 200 años Egipto seguiría hacia abajo, y sólo Ramsés III, de la Dinastía XX, trataría de retrasar lo inevitable.

Mucho antes que Ramsés II otro faraón alargó su gobierno de forma increíble, llevando al país a una larga decadencia. Fue Pepi II, nombre que ahora puede parecer llamativo, pero no tanto su denominación completa en egipcio: NeferkaRa Pepi, es decir Hermoso es el Espíritu de Ra. Estuvo en el trono durante 95 años, una marca imbatida en toda la historia del mundo por ningún otro soberano o mandatario. Llegó al poder con sólo seis años y se mantuvo hasta su muerte, con un siglo completo, en el año 2160 antes de Cristo. Fue el último de la Dinastía VI y con su fallecimiento también se acabó el período llamado Imperio Antiguo, el de las grandes pirámides, comenzando justo a continuación unos cien años de anarquía.

 El declive de Egipto no hizo sino aumentar a medida que el faraón cumplía años y perdía energía para imponer su voluntad sobre el país, lo que provocó que los gobernantes de las provincias, denominados nomarcas (del griego “nomos”, que se traduciría como departamentos), fueran perdiendo relación con el poder central y haciéndose primero autónomos y después en la práctica independientes. Pepi II continuó en el trono cuando ya carecía de fuerzas para ejercer el mando y Egipto pasó cientos de años antes de recuperarse.  Casi  mil años después, con Ramsés II, ocurriría lo mismo y esta vez la decadencia no tendría final.
 

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