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En la sala de pesas, calidad siempre antes que cantidad

La Revista

Muchas investigaciones atribuyen a una inadecuada carga y la falta de descanso la mayor parte de las lesiones en el gimnasio, siendo la espalda la zona más torturada

Una de las obsesiones masculinas en la sala de pesas -o sala de Fitness- es la carga o el peso a mover en cualquier ejercicio. Quizá por un mal asesoramiento, o quizá por no hacer caso al buen asesoramiento, algunos individuos -perfectamente calificables como "trapalleiros"- olvidan la importancia de la ejecución, la postura o la respiración, la riqueza del movimiento y sus posibles variantes... Por los miserables kilos.

Inspirados por los hipertróficos personajes que aparecen en los medios de comunicación y desinformación, algunos consideran su única meta un espectacular volumen de bíceps y pectorales. ¿El trabajo de piernas? Sólo domingos y festivos. 

Para ello, piensan los trapalleiros, no existe otro camino que añadir peso y más peso en los tres, a lo sumo cinco ejercicios, que repiten de forma esquizofrénica, sin posibilidad de variación durante siglos.


Potencialmente lesivos


Pensarán ustedes que ese empeño significa una exquisita técnica y dominio en al menos esos contados ejercicios. Todo lo contrario. El aumento de la carga sin control suele terminar en movimientos recortados, torpes, forzados, inseguros. Que obligan a compensaciones desequilibrantes en otras estructuras corporales. Todos ellos, ingredientes de una lesión.

No es nada extraño que muchas investigaciones atribuyan a una inadecuada carga y la falta de descanso la mayor parte de las lesiones en el gimnasio, siendo la espalda la zona más torturada. No se trata sólo de la pésima ejecución, exceso de hierro y escaso descanso. También importa el poco tacto cuando se colocan los discos, se recogen las barras del suelo, se posan las mancuernas, nos sentamos e incorporarmos de los bancos. Amén de la ausencia de esa desconocida parte llamada ¿calentamiento?


Posición, ejecución y carga


Aunque muchos trapalleiros e "influencers" sepan más que los profesionales. Aunque la publicidad nos invite a “superar nuestros límites” y consumir como borregos, no dejaremos de insistir en tres claves tan sencillas que hasta un concursante de OT podrían comprender: Buena posición, buena ejecución y carga adecuada para cumplir las dos primeras. Sin más. 

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