La pizzería es, probablemente, el modelo de restaurante más extendido por todo el mundo. Podríamos creer que todas son iguales o parecidas pero la verdad es bien diferente. No existe un estándar y buen ejemplo de ello es la Terraza da Paolo, la pizzería que encontraremos sobre el aparcamiento de la calle Progreso, entre esta calle y la de Concejo. Unas escaleras desde Progreso nos llevan hasta la terraza desde la que se accede a la pizzería. Comedor y cocina estan separados por un mostrador y ello permite a los comensales observar con gran transparencia el proceso de elaboración de los platos que van a comer. En tan diáfano espacio la limpieza se aprecia en cada rincón incluso en el plano ornamental, ya que es un local en el que se impone el minimalismo.
La carta está centrada fundamentalmente en las pizzas, con diecisiete variedades en las que hay una notable presencia de productos de origen italiano, la mayoría de ellos amparados por sello de denominación de origen. Para un amante de la pizza puede resultar difícil la elección. Lo mejor es ir en compañía y compartir dos o tres, que fue lo que hicimos nosotros: formagi, capricciosa y marinara, que es la que aparece en la fotografía.
Cada uno defendió la suya como la mejor, porque todas ellas fueron pizzas virtuosas por la masa, el punto de horno y el armonioso manejo de sus ingredientes. Sabores verdaderos de Italia.
