Punto de encuentro entre trabajadores para desayunar a base de bocadillo, lugar de tertulia sobre el transcurrir de la villa y de despedida para tomar la última copa, tras una larga noche de juerga. Esta es parte de la intrahistoria del bar 'Chaves' de Verín, que el próximo sábado echará el cierre después de 90 años de funcionamiento, repartiendo todo tipo de bocadillos, el mejor y más sabroso, según su dueño, Xesús Lorenzo, de queso del país con anchoas y huevo cocido.
Lorenzo Mosquera lleva toda su vida tras de la barra y no puede evitar sentir nostalgia y tristeza ante el cierre, que es para construir un nuevo edificio tras derribar el ruinoso inmueble en que está el local, situado en el centro de la villa, en una de las misma esquinas del cruce que forman las avenidas de Luis Espada y Portugal. 'Claro que é triste, sobre todo pola clientela', explica.
El local, de unos 18 metros cuadrados, sobrevivió a la apertura de bares y cafeterías modernas. Es más, cierra cuando aún mantenía una amplia clientela, que a partir de ahora tendrá que buscarse otro lugar para el bocadillo de panceta, anchoas, queso, jamón y embutidos de media mañana. Entre los clientes está Luis Fernández, que ayer lamentaba el cierre, asegurando 'é un local que está moi ben situado, cómodo e que daba confianza, porque podías entrar ca roupa de traballo'.
En el Concello ya no consta, o al menos los funcionarios no la tienen a mano, la fecha concreta en que abrió el local de la mano de Jesús Chaves, de cuyo apellido tomó el nombre. 'Después lo tuvo otra familia y yo llevó aquí 48 años', apunta el actual dueño.
En sus paredes se puede observar parte de la historia de la villa. En una de sus paredes cuelga un cartel anunciando una novillada, que tuvo lugar en el año 1972. También hay fotografías de verinenses con sus compañeros de estudios de los años 1958, 62 y 64. La actividad del bar fue recogida por el historiador verinense Xesús Taboada Chivite y, además de Verín, era un referente para los vecinos de toda la comarca y de Portugal.
El local, de unos 18 metros cuadrados, sobrevivió a la apertura de bares y cafeterías modernas. Es más, cierra cuando aún mantenía una amplia clientela, que a partir de ahora tendrá que buscarse otro lugar para el bocadillo de panceta, anchoas, queso, jamón y embutidos de media mañana. Entre los clientes está Luis Fernández, que ayer lamentaba el cierre, asegurando 'é un local que está moi ben situado, cómodo e que daba confianza, porque podías entrar ca roupa de traballo'.
En el Concello ya no consta, o al menos los funcionarios no la tienen a mano, la fecha concreta en que abrió el local de la mano de Jesús Chaves, de cuyo apellido tomó el nombre. 'Después lo tuvo otra familia y yo llevó aquí 48 años', apunta el actual dueño.
En sus paredes se puede observar parte de la historia de la villa. En una de sus paredes cuelga un cartel anunciando una novillada, que tuvo lugar en el año 1972. También hay fotografías de verinenses con sus compañeros de estudios de los años 1958, 62 y 64. La actividad del bar fue recogida por el historiador verinense Xesús Taboada Chivite y, además de Verín, era un referente para los vecinos de toda la comarca y de Portugal.
