Amas de casa entregadas al ladrillo

LR- Un total de 15 mujeres acaba de iniciar un curso de formación en Castrelo do Val para convertirse en albañiles. La mayoría de ellas, amas de casa que ven futuro en esta profesión. Y son aplicadas. En tres días ya han levantado un muro del cierre que van a construir  para el pabellón de deportes de la localidad, hoy al descubierto. ’En casa se deprime un, pola mañá fas as tareas domésticas, pero ¿e pola tarde?, comentan. El curso forma parte del programa de la Consellería de Traballo ’Mulleres porque si’.

Ha sido una de las profesiones masculinas por excelencia que ahora da cabida a las mujeres. Un total de 15 vecinas del municipio de Castrelo acaba de iniciar un curso de formación para convertirse en albañiles. La mayoría son amas de casa que nunca han cogido una paleta, aunque en algún caso ya han participado en alguna escuela taller que les concede cierta experiencia. Y son aplicadas, ’o levan de maravilla porque a maña é máis importante que a forza’, dice el profesor, José Luis Sabariz, que matiza que ’aprenden rápido, máis cos homes’ pues en tres días han levantado un muro del cierre que van a construir para el pabellón de deportes de la localidad, hoy al descubierto. Ni los bloques, ni el cemento, ni la maña se le resisten porque ante todo tienen empeño. ’Foi sempre unha profesión de homes, pero se pode con ela. Ademais, ten futuro pois hai que ver o buscados que están os albaneis para calquera obra’, dicen.

 Rutina

 Al mismo tiempo, la formación es una puerta abierta a romper la rutina del hogar, para poder relacionarse y compartir inquietudes que brotan a la hora de tomar el café, a media jornada, que trae unos minutos de descanso en la faena. ’En casa se deprime un, pola mañá facemos a limpeza e as tareas domésticas, pero ¿é pola tarde? Íamos a camiñar, pero o vir, sintes como un vacío. Esta era a oportunidade que estabamos esperando’, coinciden en señalar .

 Tiempo muerto

 Una de las alumnas explica que ’nin a televisión nos entretén porque o que precisamos é  traballar. Eu me dedicaba a facer punto de cruz para pasar o tempo, era o único que podía facer. Con esta formación se sale de casa, aprendes e tes opción dun traballo e sempre colles ideas pois falamos entre todas’.

 Las edades de las mujeres arranca de los 35 años hasta los 57 y no supone ninguna barrera. ’Para traballar, non hai idade’, matizan.

 Ahora, afrontan con ilusión este reto que ’ata agora, non ten ningún inconvinte, podemos con todo’, señalan con humor, valorando muy positivamente el programa porque insisten en que no es fácil encontrar un empleo.

 Y el beneficio es doble. Las mujeres aprenderán la profesión y, al mismo tiempo, el pabellón quedará cerrado, una instalación en la que el frío se cuela por sus cuatro costados y que precisa ser cubierto.

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