Al menos diez niñas murieron ayer, y dos resultaron heridas de gravedad, por la explosión de una mina en el este de Afganistán, según informó ayer Efe una fuente oficial. El estallido se registró en el distrito de Chaparkhar, en la provincia oriental de Nangahar, precisó el jefe de la policía regional, Hazrat Muhammad, que explicó que las víctimas tenían entre 8 y 10 años y que se encontraban jugando y recogiendo leña cuando se produjo la explosión.
El director del Consejo de Desarrollo provincial, Malak Mohkam Khan, dijo que las víctimas eran vecinas del pueblo de Shoab, y que varias de ellas tenían vínculos familiares.
La policía afgana cree que se trataba de un proyectil de guerras pasadas que llevaba allí, sin estallar, muchos años. Afganistán fue uno de los países con más minas antipersona del mundo en la década de los 90. Tras la caída del régimen talibán, se realizaba una gran labor de limpieza, pero aún quedan muchas minas escondidas bajo tierra, a las que hay que sumar los artefactos explosivos de fabricación doméstica que los talibán plantan cada día en los caminos para atentar contra las tropas internacionales.
La muerte de civiles por ataques o el estallido de artefactos es muy frecuente en Afganistán, inmerso en un proceso de retirada gradual de las fuerzas de la OTAN según un calendario que debe concluir en 2014, cuando el Ejército afgano asuma la seguridad en todo el país. Ese proceso corre en paralelo a un recrudecimiento de la violencia en la práctica totalidad del territorio afgano. En la actualidad, se calcula que en Afganistán aún hay unas 3.700 minas antipersona y otras 1.300 antitanque esparcidas por el país.
Mientras, ayer se conocía que al menos un civil murió y otros 15 resultaron heridos por el estallido de un camión cargado de explosivos junto a la sede de una compañía privada en Kabul, la capital de Afganistán. El atentado ocurrió frente a la puerta principal de la compañía Contrak, situada en la carretera que une a la capital con la ciudad de Jalalabad, según afirmó el subjefe de la policía de Kabul.
La policía afgana cree que se trataba de un proyectil de guerras pasadas que llevaba allí, sin estallar, muchos años. Afganistán fue uno de los países con más minas antipersona del mundo en la década de los 90. Tras la caída del régimen talibán, se realizaba una gran labor de limpieza, pero aún quedan muchas minas escondidas bajo tierra, a las que hay que sumar los artefactos explosivos de fabricación doméstica que los talibán plantan cada día en los caminos para atentar contra las tropas internacionales.
La muerte de civiles por ataques o el estallido de artefactos es muy frecuente en Afganistán, inmerso en un proceso de retirada gradual de las fuerzas de la OTAN según un calendario que debe concluir en 2014, cuando el Ejército afgano asuma la seguridad en todo el país. Ese proceso corre en paralelo a un recrudecimiento de la violencia en la práctica totalidad del territorio afgano. En la actualidad, se calcula que en Afganistán aún hay unas 3.700 minas antipersona y otras 1.300 antitanque esparcidas por el país.
Mientras, ayer se conocía que al menos un civil murió y otros 15 resultaron heridos por el estallido de un camión cargado de explosivos junto a la sede de una compañía privada en Kabul, la capital de Afganistán. El atentado ocurrió frente a la puerta principal de la compañía Contrak, situada en la carretera que une a la capital con la ciudad de Jalalabad, según afirmó el subjefe de la policía de Kabul.
