Adiós a las monjas del asilo de Carballiño: “Es duro, nos sentimos queridas"

El traslado de las once monjas de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que dirigen la Residencia Hermanos Prieto de Carballiño, está generando el rechazo social generalizado a esta decisión del Consejo General de esta congregación, cuya sede está en Valencia. "Es por falta de vocaciones. Muchas residencias han tenido que cerrar por ese motivo y la de Carballiño seguirá funcionando igual, porque no es nuestra, es del patronato en el que está el obispo, el alcalde y el arcipreste", manifestaba la superiora de este centro para mayores, Sor Teresa Iglesias López.

Esta congregación lleva 120 años al frente del que se conoce en Carballiño como el asilo, aunque desde hace tiempo ya es una residencia concertada de la Administración autonómica.

"Es duro marcharse, porque aquí nos sentimos queridas, yo llevó año y medio y le he cogido mucho cariño a Carballiño, porque es un pueblo muy acogedor, pero estamos para obedecer y nos iremos para donde nos manden. Nos repartirán entre otras casas y hay que rezar para que haya vocaciones y que podamos seguir con las residencias". La superiora asegura que su congregación tiene centros en 22 países y en España de los 230 que había quedan en torno a 200, ya que "van cerrando por falta de vocaciones". El traslado está previsto entre los próximos meses de agosto y septiembre y desde el Obispado manifestaban que se está hablando con la orden Siervas de Jesús de la Caridad para que se hagan cargo de la dirección de esta residencia.

Una usuaria de la Residencia Hermanos Prieto de Carballiño. Foto: M.Pinal

Tras hacerse pública la situación, los 40 trabajadores se reunían y decidían iniciar una campaña de apoyo a las hermanas y con el fin de evitar su traslado. Así, los sacerdotes en varias iglesias del entorno aprovechaban la misa de domingo para informar a los feligreses que podían firmar la petición y para hoy está previsto ampliar la campaña a comercios, calles y a la Plaza Mayor. "Queremos que sigan las hermanas, es una congregación que se hizo cargo de la residencia desde su fundación", explicaba uno de los empleados. Hoy enviarán una carta con la petición a la sede de Valencia y también van a mantener pronto una reunión con el alcalde y concejales.

La residencia seguirá funcionando igual

Los trabajadores de la Residencia Hermanos Prieto tampoco descartan movilizaciones para que las Hermanitas de los Ancianos Desamparados atiendan su reclamación y sigan al frente de la residencia de Carballiño. El alcalde, Francisco Fumega, matizaba que "o obispo intentou que quedaran pero é unha decisión que xa está tomada desde a sede", y añadía que "a residencia vai seguir funcionando igual que siempre, cos mismos traballadores, e posiblemente veña outra orden". Lo cierto es que los Hermanos Prieto, que construyeron el asilo, dejaron escrito que debería estar dirigido por una congregación religiosa. "Estamos preocupados porque para nós é fundamental a súa presencia, que sigan estando aí", indicaba el PP local, que anunciaba la solicitud de un encuentro con el alcalde por ese motivo.

Una de las hermanas ayuda a comer a uno de los ancianos. Foto: M.Pinal.

Los Hermanos Prieto dejaron su legado para mantener el asilo

La Residencia cuenta con 40 empleados, once hermanas y entre 92 y 95 usuarios. La madre superiora, Teresa Iglesias, reconocía que siempre hay lista de espera y lo atribuye a que "está muy céntrica", aunque lo cierto es que Carballiño valora en gran medida la magnífica labor que están desarrollando y el gran cariño con que tratan a los ancianos. Comentaba Argimiro Marnotes, concejal del PP, que "hai xente que recolleron de nenos e leva aí máis de 90 anos".

La congregación se instalaba en Carballiño en 1901 y los Hermanos Prieto abrían el primer asilo en la plaza que lleva su nombre: Irmáns Prieto. Cuando se quedó pequeño, entorno a 1920 construyeron el actual edificio, al mismo tiempo que creaban el patronato, que se encargaría de gestionar todo su legado, que dejaron los cuatro hermanos íntegramente para el asilo, para que funcionase con fondos propios y a cargo de una congregación religiosa.