Dos procesiones sirvieron de marco para que los nuevos repicadores de la parroquia carballiñesa de Partovia demostraran su habilidad, competiendo en un concurso organizado por el párroco, y que se resolvió con un empate técnico.
Con un empate técnico resolvió el jurado el concurso de campaneros, que según lo previsto, tuvo ayer su jornada de exhibición en la parroquia carballiñesa de Partovia. Los cinco feligreses que se anotaron a esta poco usual iniciativa del párroco Manuel Rodicio repicaron coincidiendo con la celebración de dos procesiones, la primera de las Hijas de María y la segunda del Corpus. No obstante, la única mujer que compartió las horas de ensayo con cuatro jóvenes de la localidad recunció al premio y dejó a éstos el protagonismo de competir.
Minutos antes del inicio de la exhibición, los campaneros no disimulaban su nerviosismo. Se habían esforzado en aprender el viejo arte de repicar y no querían defraudar a sus vecinos. El secreto de un repicador está en la práctica, hay que conseguir coordinar las dos manos y en esta iglesia cuesta un poco más porque la campana de mayor tamaño y peso está situada a la izquierda, señalaba uno de los participantes.
Los hermanos Rubén y Santiago Rodríguez López, junto a Diego y Álvaro Rodríguez Pérez y Ana Isabel López, salieron airosos de la prueba y, al final, los concursantes y por decisión del jurado, integrado por cuatro repicadores veteranos que aprendieron de niños, se repartieron los 150 euros de los tres premios establecidos por el párroco, al mismo tiempo que recibieron un caluroso aplauso de sus vecinos. Los jóvenes mos traron su predisposición para seguir practicando a fin de que no desaparezca esta antigua tradición en la parroquia, mientras el sacerdote les animaba a continuar y hacía un llamamiento a otros jóvenes para que se acerquen más a la iglesia.
Minutos antes del inicio de la exhibición, los campaneros no disimulaban su nerviosismo. Se habían esforzado en aprender el viejo arte de repicar y no querían defraudar a sus vecinos. El secreto de un repicador está en la práctica, hay que conseguir coordinar las dos manos y en esta iglesia cuesta un poco más porque la campana de mayor tamaño y peso está situada a la izquierda, señalaba uno de los participantes.
Los hermanos Rubén y Santiago Rodríguez López, junto a Diego y Álvaro Rodríguez Pérez y Ana Isabel López, salieron airosos de la prueba y, al final, los concursantes y por decisión del jurado, integrado por cuatro repicadores veteranos que aprendieron de niños, se repartieron los 150 euros de los tres premios establecidos por el párroco, al mismo tiempo que recibieron un caluroso aplauso de sus vecinos. Los jóvenes mos traron su predisposición para seguir practicando a fin de que no desaparezca esta antigua tradición en la parroquia, mientras el sacerdote les animaba a continuar y hacía un llamamiento a otros jóvenes para que se acerquen más a la iglesia.
