Irixo, sin empresa y con discordia

Manifestación del 7 de enero de 2012, primera en contra de la planta de Irixo. (Foto: Martiño Pinal)
El reciente anuncio por parte del conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, Agustín Hernández, de que se descarta definitivamente la construcción de una incineradora de residuos en O Irixo ha satisfecho a quienes etaban en contra y caído como un jarro de agua fría entre las autoridades municipales, comuneros y aquellos vecinos que apoyaban el proyecto y que incluso aspiraban a conseguir un puesto de trabajo en la planta; son las dos caras de un proyecto que lo único que ha dejado a su paso ha sido la crispación y la quiebra de un pueblo.
Pese a la decepción que sienten los que defencían la planta, y que corroboraba el portavoz de los comuneros que cedían los terrenos, Manuel Cerdeira, también teniente alcalde del grupo popular, han optado por mantener un mutismo absoluto sobre el cambio de situación. El mismo regidor, Manuel Penedo, insistía en que 'remítome ás palabras do conselleiro, o asunto está zanxado'.
Ellos han asumido con resignación que se les escapara el proyecto estrella para la provincia de Ourense, que iba a suponer una inversión de 230 millones de euros y que generaría 250 puestos de trabajo. Ni una cosa, ni la otra, lo único que provocó fueron tensiones entre vecinos, sobre todo en el ámbito de Irixo.
La indecisión de la Xunta contribuyó en gran medida a que se alimentaran los enfrentamientos. Desde que se anunciara la construcción en diciembre de 2011 pasaron meses sin información, hasta que Agustín Hernández insinuaba en rueda de prensa que el proyecto de Estela Eólica 'pinta mal'. Lo cierto es que las autoridades autonómicas ya tenían claro antes del verano que no se construiría la incineradora y así se lo insinuaron a Penedo, según declaró el regidor.
Mientras, la empresa promotora Estela Eólica seguía confirmando a este periódico que seguía adelante y los comuneros y el Concello de Irixo continuaban sin tener noticias. Meses de confusión y preocupación tanto para los que defendían la planta como para quienes la rechazaban. Y así, hasta el pasado 25 de septiembre, a menos de un mes de las elecciones, en que de nuevo Agustín Hernández comparecía, ahora para darle la vuelta a la tortilla: ya no hay inversión para la provincia de Ourense, ni puestos de trabajo, ni planta, sólo han quedado los enfrentamientos entre vecinos, entre amigos de toda la vida en un Concello del rural, Irixo. La masiva oposición a la planta, incluso de alcaldes del PP, ha hecho virar en redondo a las autoridades autonómicas, que consideraron conveniente cambiar de estrategia ante la cita en las urnas.

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