El párroco ha convocado un concurso para continuar la tradición de anunciar los cultos religiosos

Los jóvenes de Partovia aprenden a repicar

Los participantes en el concurso. (Foto: Martiño Pinal)
La convocatoria de un concurso incentiva el aprendizaje de repicar las campanas entre los jóvenes de la parroquia carballiñesa de Partovia. Con el ánimo de que los adultos transmitan sus conocimientos para que no se pierda la tradición, el párroco ideó esta iniciativa a la que se han apuntado cinco jóvenes de la localidad. Los ensayos se desarrollan cada domingo durante una hora en lo alto del campanario y la exhibición que elegirá a los tres mejores se celebrará el próximo día uno de junio.
Cinco jóvenes de la parroquia carballiñesa de Partovia participaran en una insólita competición en la que tendrán que demostrar su habilidad para repicar las campanas. La escasa presencia de la juventud en los cultos religiosos y la conveniencia de que los adultos transmitan sus conocimientos para que no se pierda el hábito de tocar las campanas dieron la idea al párroco, Manuel Rodicio Pérez, de convocar un concurso.

La exhibición está prevista para el día 1 de junio y, hasta entonces, los cinco participantes se afanan en los ensayos para conseguir ser el mejor. Cuentan para ello con los cuatro vecinos de la localidad que aprendieron esta práctica cuando todavía eran niños. Julio Rodríguez recordaba aquellos tiempos en que, ‘como me gustaba repicar, practicaba con dúas pedras nun poste de ferro’, y añadió que ‘enseñábanos o cura e tíñamos que repicar nalgúns días de octubre ás seis da mañá’.

Ensayos

Los hermanos Rubén y Santiago Rodríguez López, junto a Diego y Álvaro Rodríguez Pérez y Ana Isabel López, iniciaron los ensayos durante el pasado mes de marzo. ‘Normalmente, cada domingo entre as 11 e as 12 da mañá se non chove’, indicaba uno de los jóvenes. Cuando el sacerdote planteó la idea en la parroquia, al principio se mostraron reacios a participar, pero a partir del primer día ya se sintieron a gusto, según apuntaba la madre de Diego y Álvaro. ‘Fixémolo polo concurso, por facer algo diferente, unha forma distinta de divertirnos’, manifestaron los rapaces.

Y es que además, Manuel Rodicio aporta el incentivo de los premios. Los cuatro vecinos que les enseñan se encargarán de elegir a los tres ganadores. El mejor tañedor recibirá 70 euros, el segundo 50 y el tercero 30 euros.

Las prácticas se realizan en lo alto del campanario, ‘os primeiros días resultounos complicado, pero agora xa o temos controlado’, matizaban. La dificultad principal radica, según explicó Julio Rodríguez, en mantener la coordinación y el ritmo con ambas manos. Mientras la izquierda debe tocar continuamente, la derecha lo hace de forma más espaciada. ‘Agora que xa aprenderon teñen que repicar durante periodos máis prolongados’, puntualizó Julio Rodríguez. De esta forma, los chavales ya reconocen las distintas formas de hacer sonar las campanas, porque no es lo mismo llamar a los feligreses para un bautizo, una boda, la procesión o un entierro y mucho menos por un incendio.

Entre tanto, todavía este último domingo, algunos vecinos del entorno no tenían constancia de lo que estaba pasando. ‘Sentimos sonar tanto tempo as campás que estábamos desconcertados porque no sabíamos o motivo’, declaraba una vecina.

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