CRÓNICA

Tras los restos de "Os Amoeiros"

Los sondeos para la búsqueda de los restos del último alcalde republicano de Amoeiro y un vecino suyo fusilados en 1936, que la memoria de Antonio Estévez, de 88 años, sitúa en un punto del cementerio de Beade. 

El hijo y el nieto de Castor Sánchez, alcalde de Amoeiro fusilado por el bando nacional en agosto de 1936, habían ido años atrás con una pala al cementerio de Beade para recuperar a su padre. No pudo ser, el párroco les dijo que estaban debajo de unos nichos, y que era imposible. Incluso llegaron a plantearse comprar los panteones para excavar, algo desechado. Con esas pistas, el actual alcalde de Amoeiro, Rafael Villarino, acudió el 8 de julio de 2018 a ese cementerio. 

Enfrente, sentado, un hombre de edad avanzada, con el que interactuó. Dijo no conocer a Castor. Tampoco a 'Pinante' –otro de los vecinos enterrados con él –. Pero le dio la pista de que el cura vivía en la rectoral de Berán. En su presencia, el alcalde llamó al sacerdote, en una conversación en la que palabra "Amoeiro" salió a la palestra. Entonces, a este vecino le vino una luz: "Os Amoeiros", suspiró.

Todo empezó a encajar. Antonio Estévez, así se llama este vecino, tenía solo seis años entonces, y le relató a Villarino cómo en agosto del 36 llevaron los cuerpos de dos hombres al entorno del cementerio. Y lo invitó a caminar con él: "Aí están soterrados Os Amoeiros", dijo señalando al suelo. ¿Cómo lo sabía? Ese lugar, en aquel momento extramuros del templo, era lugar de recreo de los niños, que entre juego y juego siempre recordaban la historia de aquellos dos hombres enterrados. 

La historia es cruel y a veces hay coincidencias espaciales que estremecen el cuerpo. Desde este miércoles, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) busca los restos de Castor y de su vecino, un carpintero socialista, Antonio Pérez 'Pinante'. Y lo hacen en ese punto, al doblar la esquina de la calle del Caudillo, cuya denominación sigue vigente en el callejero de Beade. Se hace en el propio cementerio de la iglesia de Santa María, y con un vecino de 88 años, el propio Antonio Estévez, que fue sacristán, en primera línea.

Los trabajos son complicados: "Sabemos cuándo empezamos pero no cuándo acabamos". El cementerio sufrió una ampliación, ha habido cambios, y podría suceder que los restos se hayan movido o que estén ahora debajo de los panteones. La búsqueda continuará hoy, tras haber realizado ya un sondeo de 2x2 metros. Se espera que el proceso dure tres días, y trabajan con la hipótesis de que la prospección pueda ser negativa. La aparición de un material de relleno y escombros obligó a hacer uso de una retroexcavadora por la tarde para poder continuar las labores de exhumación. La memoria permanecerá ya para siempre. 


"Botáronos boca abaixo e espidos á fosa"


Estévez recuerda que a "Os Amoeiros" los echaron "boca abaixo e espidos" en aquella fosa. A su memoria confían todos la recuperación de los restos. No es el único que sabe que están allí. Una octogenaria del lugar se acercó este miércoles para preguntar: "E logo estades buscando aos Amoeiros?". Ella también sabe de esa ubicación. En caso de que las prospecciones sean negativas, aún hay una investigación abierta para conseguir un expediente en el que se indicaría el lugar exacto del enterramiento. La  búsqueda – dirigida por el arqueólogo Serxio Castro–  seguirá hoy. "Queremos cerrar un capítulo oscuro, pero lo importante es que se ha recuperado la memoria de estas personas y que algunos de los que se acercaron podrían animarse a dar el paso", explica Marco González, de la ARMH, que recuerda el largo proceso. 

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