Ribeiro, imágenes con historia

La historia de Ribadavia de Samuel Eiján

Convento e iglesia de San Francisco en el Concello de RIbadavia, en torno a 1920.
photo_camera Convento e iglesia de San Francisco en el Concello de RIbadavia, en torno a 1920.
Tras años de ingente trabajo, a finales de 1920 salió de la imprenta en Madrid esta obra en torno a la villa

El pasado otoño se cumplió un siglo de la publicación de la Historia de Ribadavia y sus Alrededores (1920), del padre Samuel Eiján. La edición original incluye un rico apéndice con la reproducción de documentos históricos, índices analíticos y sumarios que facilitan el manejo del volumen, de 740 páginas, junto con un mapa de Ribadavia y su antiguo territorio realizado por  Avelino Muiños Millán, quien, igual que el historiador, era oriundo de San Clodio y religioso franciscano.

Samuel Eiján Lorenzo (1876) inició su formación en la escuela del exclaustrado monasterio sanclodiano donde fue alumno aventajado de don Eladio Rodríguez, el vate del Ribeiro, acudiendo posteriormente a las célebres pasantías de latín del citado cenobio. Con 14 años ingresa en la primera promoción del Colegio Seráfico, de la recién restaurada Provincia Franciscana de Santiago, donde profesaría solemnemente en 1895. Un año más tarde figura como redactor de El Eco Franciscano, y una vez ordenado sacerdote se traslada a Jerusalén, (1902) donde ostenta el cargo de Primer Superior del convento del Santo Sepulcro. 

De regreso a Santiago dirige durante siete años la revista de la Orden, y emprende la refundación del convento de Ribadavia, del que fue su primer guardián en 1915, ya que fue iniciativa suya el retorno de los frailes, para lo cual los religiosos adquirieron parte de lo que quedaba sin vender del antiguo edificio conventual. Su regreso fue celebrado por los ribadavienses de toda clase que, presididos por la corporación, acudieron a recibirlos. Fue entonces cuando Fraysel, acrónimo del autor, escribe respecto a la ósmosis espiritual entre los frailes y sus fieles: Es esta fundación entre las que surgieron en territorio ribadaviense, la única que se sostiene a través de los siglos con estos mutuos lazos de cordial correspondencia que llenan su historia. La implicación del ayuntamiento en la puesta en marcha de la comunidad, fue reconocida por el padre Eiján en la dedicatoria del poemario Rumores del Avia, donde agradece la parte activa del ayuntamiento en la toma de posesión por los religiosos franciscanos, de la antigua iglesia conventual de san Antonio.

Amante de la historia se lamentaba del olvido en que se sumía nuestro pasado, pues salvo las valientes monografías del meritísimo Leopoldo Meruéndano, faltaba la obra magna que recogiera lo acaecido en nuestro territorio en tiempos pretéritos. Para ello y tras conversaciones con el obispo de Tuy, monseñor Lago González, consultó en el archivo catedralicio las imprescindibles anotaciones de Ávila y La Cueva; visitó los registros municipales de Leiro y Ribadavia; el Archivo General de Galicia, custodio en parte de la documentación del monasterio de Melón; el archivo de la Corte, y a los muchos párrocos de la comarca quiénes, en su mayoría, le proporcionaron los libros del arciprestazgo. También contó con la generosidad de vecinos del Ribeiro que desinteresadamente le dieron documentos relacionados con el territorio, con los que comenzó a organizar el modesto archivo del convento local.

Tras años de ingente trabajo a finales de 1920 salió de imprenta en Madrid, Historia de Ribadavia y sus Alrededores. La prensa y la crítica regionales fueron unánimes en sus elogios y en considerar la publicación como una necesidad para una población con un pasado tan preponderante como el de Ribadavia. La villa se vio reconocida en sus páginas y el ayuntamiento, a través de su secretario García Espinosa, manifestó: la corporación local, integrada por elementos liberales, conservadores y socialistas, a raíz de la aparición de la Historia de Ribadavia quiso dejar constancia en acta del interés y admiración con que sigue la progresiva labor literaria del Padre Samuel Eiján, fundador de la residencia de los Padres Franciscanos de esta villa e hijo lustre de esta comarca.

En la década de los veinte el padre Eiján, como ministro provincial de la Orden, solicita al obispo licencia para fundar un convento en la ciudad de Ourense, que fue concedida en 1925. También ante el peligro inminente de ruina, fue el encargado de la tramitación del traslado del templo de su primitivo emplazamiento en San Francisco, hasta el parque de San Lázaro, donde se encuentra actualmente. La primera piedra la bendijo el obispo Cerviño y la colocó doña Angelita Varela con paleta de plata. Asistieron las autoridades y delegados, el guardián del convento, Padre Calonge, y el superior de la provincia de Santiago, Samuel Eiján; también acudieron muchos ourensanos que, aliviados, vieron salvado in extremis un magnífico ejemplo del llamado Gótico Gallego. El nombre del franciscano se recuerda en una céntrica calle de la capital, y desde 1951 la iglesia es Monumento Histórico Artístico.

En 1981, cuando ya quedaban pocos ejemplares de la Historia de Ribadavia en bibliotecas públicas y privadas, la editorial Alvarellos de Lugo, por iniciativa de la ribadaviense Claudina Pousa Candedo, lanzó una edición facsímil que se presentó el 23 de abril, día del Libro, en el Club Artístico ante un abarrotado auditorio; allí la señora Pousa, como representante del sentir vecinal, solicitó al alcalde, señor Vázquez Pérez, el nombre del historiador para la plaza inmediata al convento, que desde entonces se llama Samuel Eiján.

La crónica de la jornada escrita por Alonso, corresponsal de La Región, calificó la venta del tomo, junto con las obras de Leopoldo Meruéndano, también salidas de la imprenta lucense, como un fenómeno de ventas que superó los 300 ejemplares.

El Padre Eiján, que, es por su extensa obra, que abarca poesía en gallego y castellano, artículos periodísticos, cuentos, novelas y diversas historias tanto locales como de Tierra Santa, uno de nuestros escritores más fecundos que fue socio de número en la Real Academia Gallega, miembro del Seminario de Estudios Gallegos, del Instituto Histórico do Miño y Comendador de la Orden de Isabel La Católica.

Este sábado 8 de mayo, en la iglesia de San Francisco de Ribadavia, los Amigos do Museo Etnolóxico, invitan a los vecinos del Ribeiro al homenaje que, con las restricciones impuestas por la pandemia, tributan a Fraisel, el fraile refundador del convento local, el intenso poeta que con lírica elocuencia cantó al Ribeiro en hermosas endechas, y el incansable investigador que nos descubrió hace un siglo, las páginas ignotas de nuestra historia: el Padre Samuel Eiján Lorenzo.n

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