Acusa al cliente de su pub en Trives de quemar el coche familiar

La noche del 23 de julio de 2022 fue complicada para un grupo de trabajadores de la brigada forestal helitransportada de San Xoán de Río. Hubo un incendio, pero no forestal. Ardió el coche del padre del encargado del pub O Candello, situado en la plaza del Reloj de Trives. Uno de ellos, Adrién L.F., como conocido como “el Francés” se sentó ayer en el banquillo del Penal 2 acusado de un delito de amenazas y otro de daños. El fiscal y la acusación particular pidieron una pena de 11 meses de prisión y 12 meses multa (a razón de 8 euros al día).

El inculpado y sus amigos fueron expulsados del local hostelero porque uno de ellos, que ayer admitió que iba muy bebido, encendió un cigarrillo en el interior. La bronca, con forcejeo y algo de sangre porque resultó herido, siguió fuera hasta que los bomberos forestales optaron por irse a sus casas. Adrién, según el denunciante, amenazó con “prender fuego” al coche, a la casa de sus padres, con ellos dentro, y al local, además de cortarle el cuello. En ese momento, estaba solo y el responsable del pub había salido a echar la basura al contenedor con la ayuda de un amigo, que confirmó su versión. “Funme porque é unha persoa moi impulsiva”, aseguró el perjudicado.

A los 20 minutos, comenzó a arder el Suzuki Grand Vitara propiedad del padre del dueño del pub, que estaba estacionado a la puerta de la casa familiar. La Guardia Civil halló un trapo debajo del depósito. El dueño del vehículo reclama los 3.815 euros que costó la reparación. No llegó a arder del todo porque, según relató, se levantó de la cama al ver el resplandor del fuego y lo apagó “collendo a mangueira”.

Adrién, al que algunos testigos tildaron de conflictivo, solo admitió palabras broncas cuando los echaron del bar. “Insultos se pudieron decir pero nada más”, aseguró. “Nos echaron a golpes de ahí y un compañero salió sangrando”, añadió. Después del altercado, asegura que cada uno se fue para su casa. En su caso, cogió el coche, aunque reside en Trives, no demasiado lejos del pub. La denuncia la justifica en un deseo de “querer fastidiarme” porque la relación no es demasiado cordial.

Los compañeros de brigada confirmaron la pelea previa y el enojo del acusado -”estaba muy alterado”-, aunque uno de ellos testificó que cuando se zanjó el rifirrafe se fue en el coche. La chispa que provocó el incidente, el joven que encendió el cigarrillo en el interior del pub y que llegó a sangrar, admitió que “iba muy bebido” y que a la mañana siguiente no recordaba nada.

La acusación particular resaltó que, aunque nadie vio a Adrién prender fuego, “hay muchas pruebas indiciarias”, recordando que solo 20 minutos antes amenazó con quemar el coche. “Esto no es casualidad, sino causalidad”, aseguró el abogado. Sus propios amigos, recordó, aseguran que quedó “muy alterado”.

El letrado de la defensa recordó que “el ordenamiento jurídico impide sentencias condenatorias basándose en conjeturas y elucubraciones de lo que pudo suceder”. También apuntó la deficiente instrucción ya que no se pidieron imágenes de las cámaras de seguridad de un banco cercano o datos de geolocalización. “Las posibilidades son varias y la duda es razonable”, apuntó en el trámite de informe para interesar la absolución.