El Auditorio de Ourense se rinde al Robert Plant más blues

Los admiradores de Robert Plant no quisieron perderse una noche que ya es historia

Por Ourense han pasado artistas extraordinarios. A Los Suaves se suman grandes nombres como  Iron Maiden, BB King, James Brown, Miguel Ríos, Leonard Cohen, Placebo… Ahora ya hay una nueva estrella en la constelación de la música de la provincia: Robert Plant. El histórico vocalista de Led Zeppelin conquistó en el Auditorio de Ourense con su actuación enmarcada en O Gozo Festival y su nueva banda, Saving Grace, una formación que incluye a la intérprete portuguesa Suzi Dian (voz) y a Oli Jefferson (percusión), Tony Kelsey (mandolín, barítono, guitarra acústica) y Matt Worley (banjo, guitarra acústica, barítono y cuatro). Una propuesta mucho más intimista que aquella voz de fuego del pionero del heavy rock en su etapa como vocalista del legendario grupo británico.

Sus fans no quisieron dejar pasar una oportunidad única. El cartel de completo se colgó a los escasos 10 minutos de ponerse a la venta las entradas. Eso sí, los que iban con la ilusión de escuchar alguno de los míticos temas de la banda fundada por Jimmy Page en 1968, lo que ofreció Robert Plant fue un proyecto acústico diseñado para actuaciones en auditorios como el de Ourense, y un repertorio de piezas con ritmos de blues, influencias orientales y folk.

Ovaciones

Y Robert Plant no defraudó. El Auditorio se rindió a sus pies. Pese a dejar a un lado el hard rock, el cantante británico hizo las delicias del público con su poderosa voz. El público, que no dejó una sola butaca vacía, ovacionaba al artista y su banda tas cada canción. Además, el veterano rockero fue guiando todo el concierto con una explicación sobre el origen de sus músicas, muy relacionadas con lo que él escuchaba de joven. También se atrevió con el castellano en más de una ocasión, ganándose así todavía más los aplausos. 

En un ambiente íntimo, pero con toda la potencia que lo caracteriza, el británico se comió el escenario, aunque de una forma diferente a como lo hacía con Led Zeppelin. Un ritmo pausado, pero con mucho sentimiento. Casi dos horas de actuación de pura fantasía para los oídos, que hechizó a los nostálgicos y a los nuevos seguidores de su música. Un concierto que quedará para la historia de Ourense. Y como muestra, los cinco minutos de aplauso ininterrumpidos que despidieron al maestro.

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