Casi la mitad de concellos tiene Bienes de Interés Cultural, pero falta atención

La sociedad gallega celebra la reciente inclusión de la Biblioteca de Emilia Pardo Bazán en el catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC) de Galicia, protegiendo casi 11.000 volúmenes personales de la escritora. La comunidad autónoma cuenta con 771 bienes catalogados y 77 están en Ourense (aunque hay otros como hórreos y petroglifos que no se clasifican en ninguna provincia). Un total de 42 concellos de Ourense -casi la mitad- dispone, al menos, de un elemento en esta codiciada lista que da valor al patrimonio. Sin embargo, la catalogación no garantiza el cuidado y la conservación de la que carecen algunos bienes. La despoblación favorece, según los expertos, el expolio y el “olvido” de mantenerlos en muchos casos. Asociaciones y colectivos reivindican más atención contra el abandono y contra la huella de los vándalos. “A MONTE” El 11 de agosto de 1921, entraba el primer Bien de Interés Cultural de Ourense en la lista: la iglesia de Santa Comba de Bande. La zona arqueológica de Castromao, en Celanova, fue la última ourensana en ser declarada BIC, en 2019. “Está a monte”, dicen desde la Asociación de O Sorriso de Daniel sobre el yacimiento. Monasterios, torres, iglesias, castillos, puentes… repartidos en 42 concellos forman parte de este catálogo. Ourense es el ayuntamiento con más bienes (12), le sigue Ribadavia (6), Allariz (5) y Celanova (5). Con todo, la mitad de concellos del ranking disponen de solo un Bien de Interés Cultural catalogado en su municipio, lo que debería facilitar su atención. La alarma llega cuando los BIC forman parte de otro ranking menos amable: la Lista Roja de Hispania Nostra, la entidad que informa del abandono patrimonial repartido por toda España y que sirve como herramienta de “presión” a los propietarios de bienes (públicos y privados) para actuar y corregir la desatención. EL TRIPLE DE ABANDONOS En los últimos cuatro años, Ourense triplicó el número de bienes incluidos en esta lista desastre. Desde Hispania Nostra insisten en que es posible “dar la vuelta” a la situación. De hecho, el proyecto encargado para la Basílica de la Ascensión, en Allariz, permitió que este bien pasase de la lista “roja” a la “verde”. Es el único ourensano reconocido en la lista que valora aquellos bienes que, a través de un proyecto, logran protección. De los nueve monumentos que forman parte de este listado de “emergencia”, cuatro son BIC: la torre de Sande, en Cartelle; el monasterio de Santa María de Melón; la torre de Torán, en Taboadela y el monasterio de San Paio de Abeleda, en Castro Caldelas. De hecho, el monasterio fue uno de los últimos bienes catalogados de la provincia, en 2018. “Abandonado y en dramático proceso de ruina. Hundimiento y expolio”, dice la Lista Roja. “La despoblación influye en que el patrimonio esté abandonado. Si no hay gente, no hay patrimonio. Y el Ourense vaciado sufre especialmente”, dice Carlos Fernández Coto, presidente de la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal). Carmen Varela, secretaria de O Sorriso de Daniel, demanda “unha inspección periódica dos BIC, igual que se lle fai a ITV aos coches. Non temos un diagnóstico fiable de cal é o estado dos bens. Ademais, deberían ser visitables unha vez ao mes e ninguén está velando polo cumprimento desa norma”. En este sentido, la experta en patrimonio cita el caso de San Paio de Abeleda, “que quedou pechado e ninguén está pedindo que haxa un cumprimento”. Para la asociación O Sorriso do Daniel, este monasterio es el caso “máis sangrante” de la provincia. Pero también alertan sobre Melón, otro BIC. NECESIDAD DE “LIQUIDEZ” Susana Reboreda, decana de la Facultad de Historia del Campus de Ourense, señala que “unha das maiores riquezas da provincia é o patrimonio histórico-artístico”, pero “en ocasións as estruturas dos bens están deterioradas e isto sucede con independenza da titularidade do ben”. Reboreda apunta a la necesidad de “moitísima liquidez para un mínimo mantemento, pero os responsables deben conseguilo”.