Rusos residentes en Madrid, mallorquines, una boirense y hasta un vecino de Xinzo, los primeros visitantes llegaron al templo ourensano después de siete meses de parón en las visitas turísticas.
Noemia Valado se encontró a las nueve de la mañana con una pareja rusa residente en Madrid esperándola en su vuelta al trabajo, siete meses después, como responsable de las visitas turísticas de la Catedral de San Martiño. El templo ourensano regresa solo en horario de fin de semana. “Estamos a la expectativa. Si la acogida es buena, ojalá podamos abrir más días”, dice Valado. Es la impulsora de iniciativas recientes como la apertura de la torre y el patín. Una pareja de Palma de Mallorca pagó con gusto los escasos seis euros que dan acceso a una audioguía, visita completísima al desconocido Pórtico del Paraíso y panorámica de ensueño desde el campanario.
“Todo este tiempo he recibido llamadas de touroperadores, agencias y guías para ver cómo iba la cosa. Las termas afectan, porque la gente ya no planifica pasar un día más aquí. También el comercio, porque muchos vienen por compras”, añade Valado.
Pedro Rabasa y Olga Hierro, de Palma de Mallorca, se instalan en Santo Estevo. “No conocíamos Ourense, tenemos interés por hacer un recorrido y nos han dicho que no podíamos perdernos la Catedral”. Hierro destaca la “oferta románica y visigótica” y el turismo de “tranquilidad”.
Iván Lozano, de Xinzo, acompaña a una amiga de Boiro. “É o principal atractivo, e o coas termas pechadas, había que vir aquí”. Su colega, Antía Martínez, comenta sus “ganas de vir, porque recordo a Catedral desde a excursión que fixemos no colexio”.
