Quedan horas para la celebración del Samaín, Halloween, noche de Todos los Santos o como quiera usted llamarla. A juzgar por la ambientación y las ganas de diversión, la noche promete, por mucho que el pronóstico del tiempo mantenga la posibilidad de lluvias. El Concello es uno de las entidades que más apuesta por este tipo de eventos, porque pretende hacer marca con un Ourense al que hay que venir de fiesta, no a trabajar, que mucho empleo no hay, al menos el suficiente para evitar la fuga de talento.
Luego vendrá el magosto para pasar en un mes a la Navidad y vamos a quedarnos ahí. Uno de los logros de este gobierno municipal es que una buena parte de los eventos que organiza salen gratis o muy baratos a los bolsillos de los ciudadanos. No se sabe a qué viene entonces la queja de que solo se pretende dinero para fastos y poca cosa más.
Sale muy a cuenta poner en marcha este tipo de iniciativas porque, como demuestran los datos oficiales, el Concello no los paga. Un titular de La Región destaca hoy que tanto las luces de Navidad del año pasado como las fiestas del pasado ejercicio están sin pagar. Usted compre, luego ya verá como paga, decía un vendedor ambulante para atraer a la clientela. Usted contrate, alcalde, que lo que importa son las fiestas. Que Dios se lo pague, porque el Concello no lo hace.
