Miguel Ángel C.A., de 30 años, no podrá acercarse durante cinco años a menos de 500 metros de la joven a la que estuvo acosando desde 2003. Hasta el punto en que la víctima, a la que conoció en el trabajo, tuvo que cambiar de provincia de residencia, manteniéndose siempre firme en su negativa a mantener ningún tipo de relación con él. Además, el acusado tendrá que recibir tratamiento médico externo también durante cinco años para que el ayude a adquirir habilidades en el terreno de las relaciones interpersonales y, sobre todo, de pareja.
Este caso llegó a juicio ayer al Penal 2 de Ourense, pero tras una intensa negociación los abogados llegaron a un acuerdo con la representante del Ministerio Fiscal. El inculpado reconoció los hechos por los que estaba imputado -un delito continuado de coacciones y quebrantamiento de medida cautelar-. Además, deberá abonar un total de 20 meses multa a razón de tres euros al día. En la sentencia de conformidad, se tiene en cuenta una eximente incompleta de alteración psíquica dado que el acusado presenta alteradas las bases psicopatológicas de las funciones cerebrales que intervienen en su capacidad intelectiva y volitiva.
El inculpado fue denunciado porque tras conocer a la joven de la que decía estar locamente enamorado comenzó a llamarla constantemente y mandarle mensaje y hasta exigirle explicaciones sobre su vida personal. La joven llegó a cambiar de teléfono y domicilio para eludir al acusado, pero este indagaba entre sus amistades y familia para volver a dar con su paradero.
Según recoge la denuncia, incluso llegó a telefonear a casa de los abuelos de la chica para indicar sobre su paradero cuando ya había una orden expresa del juzgado que le prohibía comunicar con ella.
El inculpado fue denunciado porque tras conocer a la joven de la que decía estar locamente enamorado comenzó a llamarla constantemente y mandarle mensaje y hasta exigirle explicaciones sobre su vida personal. La joven llegó a cambiar de teléfono y domicilio para eludir al acusado, pero este indagaba entre sus amistades y familia para volver a dar con su paradero.
Según recoge la denuncia, incluso llegó a telefonear a casa de los abuelos de la chica para indicar sobre su paradero cuando ya había una orden expresa del juzgado que le prohibía comunicar con ella.
