Desescalada en Parada de Sil

PARADA DE SIL 2-05-2020.- Historias del coronavirus. Primer día de paseos. Xosé Antón Vazquez, presidente do Club d eMontaña Ribeira Sacra.  José Paz
En Parada de Sil, acostumbrada al bullicio de los turistas, el desconfinamiento casi ni se percibe. Sin su principal motor, este hermoso paraje en el corazón de la Ribeira Sacra anhela como nadie la vuelta a la normalidad.

Tras 50 días confinados llega el de la desescalada, el de echarse a la calle a estirar las piernas, aunque con orden y horarios para evitar demasiados “contactos”. 

El anhelo de libertad o el deseo de normalidad instintivamente le llevan a uno a la Ribeira Sacra, a Parada de Sil. Robles, castaños, abedules. Nubes de algodón dejan pasar los rayos de sol de primera hora que ilumina las laderas del Sil. Si hay un lugar ideal para “perderse” éste tiene muchos boletos. Nada más hipnótico que una mirada a las laderas encañonadas de graníto con las aguas del Sil de fondo, para curar muchos males. Aquí el desconfinamiento no altera la vida de los vecinos, todo es un mar calmo en silencio; hasta Teimende sólo se vislumbra a dos personas que hacen senderismo a pie de la carretera, y eso que el paisaje no hace otra cosa que invitar a ello.

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El principio


“A carrioza” es un sendero de piedras por el que desfilaba el ganado, en otros lugares les dicen “canexóns ou canellas”, a lo largo de la mañana pasaremos por dos. Escenarios de sensaciones por los que discurren muchas rutas de senderismo de la zona. “Costou moito que a xente entendera que esto era bo”, comenta Antón Vázquez. Cuando en 1997 este -hoy jubilado trabajador de PSA en Vigo- montó el Club de Montaña Ribeira Sacra tenía muy claras las potencialidades de la zona para las carreras de montaña y las rutas, pero la pelea para conseguirlo no sería fácil. Había que convencer a los regidores, trazarlas y homologarlas. Constantemente se preguntaba el porqué algo que funcionaba en otros sitios no podía hacerlo también aquí. “Agora dánse conta de que os Prs e GRs -pequeñas y grandes rutas- traen xente", máxime se o tes homologado e sae nos folletos”. La homologación de las rutas no llegaría hasta hace una década, hoy es uno de los grandes alicientes para quien opta por visitar la zona. A lo largo de estos años Antón ha traído a la zona muchas carreras; este año una de montaña del Campeonato de España. “Se non existisen os PRs a xente iría ao mosteiro e aos balcóns, e marcharíase”

La mañana en Parada es casi como cualquier otra, desde la llegada del Covid-19. Varios operarios hacen reformas en uno de los bares de la zona; otros, restauran el muro de la casa; Miguel, vecino de Sober que la cuarentena le pilló en su casa de Parada, da paseos por el pueblo; una pareja atiende la huerta. El marco es el mismo de hace 50 días, pero sin turistas. El año pasado en Semana Santa 4.000 personas visitaron el Parador de Santo Estevo, más de 1.000 el Museo del Chocolate de Teimende, un paraje de 4 vecinos. 

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La vuelta a la normalidad va a ser dura en este hermoso lugar que desde hace más de una década apostó con éxito por el turismo. “Eiqui pola semana creo que estamos 40 persoas, máis as da residencia, que debe ter 70”, comenta Inma Álvarez, propietaria del restaurante O Curtiñeiro. Si este fuera un día normal atendería más de un centenar de comidas. Ella fue la pionera en dar de comer hace 11 años, después llegaron los demás. En Parada de Sil hay 7 locales de hostelería, la presencia de hoteles y apartamentos turísticos por abrir, resalta en el entorno urbano.

“Caldo, empanada, codillo ao forno, carrilleras, carne ó caldeiro”. Si fuera un día normal, ese sería el menú de hoy; tendrá que esperar. En el restaurante trabajan 6 personas, acogidas al ERTE temporal. Espera abrir en junio, a ver si la cosa mejora, tiene claro que su negocio vive del turismo, el de los de fin de semana que vienen a hacer senderismo y los de otras provincias. Ya tenía reservas para mayo de excursionistas del País Vasco y Madrid. Al marchar, el señor José saluda, cambia las vacas de sitio. Todo normal.

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