¿Dónde están los cuerpos?

El cementerio de Alberguería (Nogueira de Ramuín) ocupa un lugar privilegiado a los pies de la Ribeira Sacra. La contaminación visual es mínima -alguno se espanta con los kilómetros de hierbas altas sin desbrozar-, pero la acústica es inexistente. Un silencio sepulcral. Sin embargo, entre el encanto paisajístico que envuelve el pequeño camposanto, hay quien está totalmente horrorizado: los hermanos Cortés no saben dónde están los restos de su padre y sus abuelos. No es que no se acuerden, sino que el panteón familiar fue perforado desde los pies de la tumba hasta la salida trasera del cementerio. La comunidad de montes de Cerreda aprobó una obra para sanear las aguas. Sin embargo, las condiciones que se expusieron en una reunión vecinal no fueron exactamente las que se llevaron a cabo. Ahora, la Guardia Civil tiene una investigación en curso y hay una denuncia interpuesta. Guillermina y Francisco pasean por el cementerio. Entran, giran a la derecha y vuelven a girar. Al final de todo encuentran el panteón: está agujereado y tiene restos de tierra y escombros caídos por la lluvia de las últimas semanas. “Aquí está enterrada mi familia. Antes de que se ejecutase la obra, cuando nos enseñaron el proyecto, pudimos ver que pretendían introducir un desagüe bajo nuestro panteón. De inmediato escribí una carta indicando que no lo iba a permitir”, explica Francisco. Los hermanos también hablaron con el constructor y le propusieron que les entregasen los restos para cambiarlos de sitio y que pudiesen perforar con normalidad. Sin embargo, cuando al día siguiente fueron al recinto, encontraron que no hubo trato. El tubo de desagüe llega hasta el exterior del cementerio. Por allí, lo que sale se pierde entre hierbajos de más de un metro de largo. La familia Cortés no sabe si los restos de su padre y abuelos están perdidos en el exterior o si son salvables y no llegaron a ser agujereados: “¿Dónde están los restos?”, se preguntan una y otra vez. “Esto es un delito. Lo que hicieron da pena, no sé como se pudo firmar algo así”, indica Francisco. Su hermana, a su lado, explica que “es un abuso de la comunidad de montes. Llamamos a la Guardia Civil para que viniese a investigar”. Durante los días que se sucedieron, los agentes se entrevistaron con los vecinos, el cura, familiares de otros difuntos y la presidenta de la comunidad de montes, quien guarda otra versión de los hechos. "Recibí amenazas” El exterior del Camposanto, con la tubería de desagüe (JOSÉ PAZ) La presidenta de la comunidad de montes, que prefiere que no se publique su nombre, afirma que no se profanó ninguna tumba porque no estaba construida. Por tanto, se puede intervenir con la obra. Esta villa recibe anualmente una subvención de 30.000 euros por tener un parque eólico. De esta cantidad, el 60% se destina a gasto social y el 40% para posibles problemas que genere el monte. “Se presentaron tres presupuestos para sanear el cementerio y la asamblea autorizó el gasto. Contraté, tras pedir los permisos, a un arquitecto que organizó el proyecto”, explica y añade que “todo se hizo acorde a la ley de cementerios”. La portavoz sospecha que hay una cruzada contra ella desde que llegó. “No quieren que yo haga nada. La última asamblea parecía una película de Berlanga, se me echaron encima, llegué a llamar a la Guardia Civil”, dice. “El constructor fue quien decidió meter el tubo por ahí, vio esa solución. De todas formas, todavía no me llegó ninguna denuncia. No me voy a asustar ni tampoco el cura. Cuando una tumba no está construida, la Iglesia puede expropiarla aunque haya restos ahí”, señala la presidenta. UN DELITO CONTRA EL RESPETO A LOS DIFUNTOS El artículo 526 del Código Penal reza que “el que, faltando al respeto debido a la memoria de los muertos, violare los sepulcros o sepulturas, profanare un cadáver o sus cenizas o, con ánimo de ultraje, destruyere, alterare o dañare las urnas funerarias, panteones, lápidas o nichos será castigado con la pena de prisión de tres a cinco meses o multa de seis a 10 meses”. Ahora será un magistrado, con las observaciones de la Guardia Civil entre otras pruebas, el que decida sobre los hechos.