Tres hombres encapuchados y armados con pistola asaltaron ayer al empresario Alfonso Estévez López cuando se disponía a salir de su casa en O Couto. Los ladrones lo amordazaron y lo encerraron junto con su mujer y una sobrina en la cocina. Después se apoderaron de 15.000 euros en dinero y joyas.
El empresario ourensano Alfonso Estévez, gerente de la sala de despiece de carne de porcino que lleva su nombre, situada en el polígono industrial de San Cibrao, fue asaltado por tres individuos encapuchados y armados con pistola cuando se disponía a salir del domicilio en el número 17 de la calle Vila Real, vivienda situada en el barrio de O Couto.
El atraco ocurrió poco antes de las ocho de la mañana cuando Estévez López se disponía a abandonar su vivienda para incorporarse a su puesto de trabajo. Nada más abrir la puerta, los tres encapuchados lo abordaron y lo metieron de nuevo para dentro. En el interior de la casa, un cuarto piso, estaba su mujer y una sobrina, que habitualmente reside en Suiza y se encuentra de vacaciones en Ourense.
Los encapuchados, según fuentes de la investigación, son de mediana estatura y hablaban con acento suramericano. Nada más cerrar la puerta, preguntaron al empresario en un par de ocasiones por el lugar en el que escondía la droga.
La pregunta, según fuentes de la investigación, creo mucha confusión en el industrial y les advirtieron que se habían equivocado de domicilio, que ellos no tenían nada que ver con ningún tipo de droga, según explicaron fuentes policiales.
Los asaltantes no escucharon sus respuestas ni se mostraron sorprendidos ante la posibilidad de equivocarse de domicilio y rompieron un albornoz para, con los trozos de tela, maniatar al matrimonio y a su sobrina. Acto seguido, los encerraron en la cocina y comenzaron a registrar toda la vivienda. Revolvieron todos los armarios, ropa, carpetas con papeles y enseres personales. Dejaron el interior de la casa patas arriba, afirmaron fuentes policiales.
Los ladrones lograron sustraer un botín de 3.500 euros en metálico y joyas valoradas en otros 11.500. Sobre las ocho y media, abandonaban la vivienda, dejando a los tres miembros de la familia, que no sufrieron agresiones físicas, encerrados y sin teléfono. El industrial logró abrir la puerta y alertar a la Policía Nacional que acudió de inmediato al lugar y estableció sin éxito un dispositivo de vigilancia en todo el barrio de O Couto para intentar localizar y detener a los ladrones.
No dejaron huellas
Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violencia (UDEV), encargados de la investigación del asalto, realizaron una inspección ocular en la vivienda y las escaleras de acceso pero no encontraron huellas que permitan identificar a los atracadores, que perpetraron el robo utilizando guantes.
Los investigadores también tomaron declaración al matrimonio y a su sobrina y en la tarde centraban las pesquisas entre los delincuentes fichados que operan en la provincia con procedencia suramericana.
La investigación conllevó a revisar varias cámaras de seguridad instaladas en negocios de las calles Ervedelo y Vila Real por sí habían recogido a los asaltantes antes o después de salir del inmueble en que reside el empresario, que ayer declinó hacer ningún tipo de comentario sobre lo sucedido.
Conocían sus horarios
La mayoría de los vecinos del empresario aseguraba en la mañana no enterarse del atraco, ni percatarse de nada extraño en las escaleras del inmueble. No sé nada. Estuve toda la mañana en casa y no escuché ningún ruido, explicaba un residente.
La forma de actuar de los asaltantes sorprendió a la Policía, sobre todo porque esperaran a que el empresario abriera la puerta para entrar en el domicilio. Lo habitual es que forzaran la cerradura y entraran de noche, cuando estaba durmiendo o no había nadie en el interior de la vivienda, afirmaron fuentes policiales.
Esto llevó a los agentes a sospechar de que los encapuchados podrían llevar días siguiendo los pasos de Alfonso Estévez y conocían todos sus movimientos e incluso lo que había en el interior de la vivienda.
Los policías descartan que se equivocaran de domicilio y fueran buscando un alijo de droga. Eso fue una excusa para irrumpir en la vivienda. Dijeron donde está la droga como podrían decir esto es un atraco, señalaron, asegurando que los tres asaltantes continúan en la ciudad y posiblemente no están integrados en ninguna banda organizada.
El atraco ocurrió poco antes de las ocho de la mañana cuando Estévez López se disponía a abandonar su vivienda para incorporarse a su puesto de trabajo. Nada más abrir la puerta, los tres encapuchados lo abordaron y lo metieron de nuevo para dentro. En el interior de la casa, un cuarto piso, estaba su mujer y una sobrina, que habitualmente reside en Suiza y se encuentra de vacaciones en Ourense.
Los encapuchados, según fuentes de la investigación, son de mediana estatura y hablaban con acento suramericano. Nada más cerrar la puerta, preguntaron al empresario en un par de ocasiones por el lugar en el que escondía la droga.
La pregunta, según fuentes de la investigación, creo mucha confusión en el industrial y les advirtieron que se habían equivocado de domicilio, que ellos no tenían nada que ver con ningún tipo de droga, según explicaron fuentes policiales.
Los asaltantes no escucharon sus respuestas ni se mostraron sorprendidos ante la posibilidad de equivocarse de domicilio y rompieron un albornoz para, con los trozos de tela, maniatar al matrimonio y a su sobrina. Acto seguido, los encerraron en la cocina y comenzaron a registrar toda la vivienda. Revolvieron todos los armarios, ropa, carpetas con papeles y enseres personales. Dejaron el interior de la casa patas arriba, afirmaron fuentes policiales.
Los ladrones lograron sustraer un botín de 3.500 euros en metálico y joyas valoradas en otros 11.500. Sobre las ocho y media, abandonaban la vivienda, dejando a los tres miembros de la familia, que no sufrieron agresiones físicas, encerrados y sin teléfono. El industrial logró abrir la puerta y alertar a la Policía Nacional que acudió de inmediato al lugar y estableció sin éxito un dispositivo de vigilancia en todo el barrio de O Couto para intentar localizar y detener a los ladrones.
No dejaron huellas
Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violencia (UDEV), encargados de la investigación del asalto, realizaron una inspección ocular en la vivienda y las escaleras de acceso pero no encontraron huellas que permitan identificar a los atracadores, que perpetraron el robo utilizando guantes.
Los investigadores también tomaron declaración al matrimonio y a su sobrina y en la tarde centraban las pesquisas entre los delincuentes fichados que operan en la provincia con procedencia suramericana.
La investigación conllevó a revisar varias cámaras de seguridad instaladas en negocios de las calles Ervedelo y Vila Real por sí habían recogido a los asaltantes antes o después de salir del inmueble en que reside el empresario, que ayer declinó hacer ningún tipo de comentario sobre lo sucedido.
Conocían sus horarios
La mayoría de los vecinos del empresario aseguraba en la mañana no enterarse del atraco, ni percatarse de nada extraño en las escaleras del inmueble. No sé nada. Estuve toda la mañana en casa y no escuché ningún ruido, explicaba un residente.
La forma de actuar de los asaltantes sorprendió a la Policía, sobre todo porque esperaran a que el empresario abriera la puerta para entrar en el domicilio. Lo habitual es que forzaran la cerradura y entraran de noche, cuando estaba durmiendo o no había nadie en el interior de la vivienda, afirmaron fuentes policiales.
Esto llevó a los agentes a sospechar de que los encapuchados podrían llevar días siguiendo los pasos de Alfonso Estévez y conocían todos sus movimientos e incluso lo que había en el interior de la vivienda.
Los policías descartan que se equivocaran de domicilio y fueran buscando un alijo de droga. Eso fue una excusa para irrumpir en la vivienda. Dijeron donde está la droga como podrían decir esto es un atraco, señalaron, asegurando que los tres asaltantes continúan en la ciudad y posiblemente no están integrados en ninguna banda organizada.
