Fírvida: "Lo mejor de ser oncólogo es intentar curar a muchos y cuidarlos a todos"

El oncólogo ourensano José Luis Fírvida.
photo_camera El oncólogo ourensano José Luis Fírvida.

José Luis Fírvida es oncólogo en Cosaga, El Carmen y el CHUO

No quiere hablar de milagros de la ciencia, sino de respuestas espectaculares. Se llama Fenómeno de Lázaro a cuando a un paciente encamado en fase terminal de cáncer se le da, in extremis, un tratamiento personalizado que le permite levantarse, caminar y curarse. José Luis Fírvida Pérez (Padrenda, 1967), especialista en Oncología Médica en Cosaga, El Carmen y el CHUO, fue el médico de tres de estos fenómenos. Ayer se convirtió en el único ourensano y uno de los cuatro gallegos entre los 50 doctores del sector privado premiados en la IX edición de los Top Doctors Awards.

Enhorabuena, ¿ha sido una sorpresa este galardón?

Ha sido totalmente inesperado. Tengo una máxima y es que los premios son relativos y efímeros, pero estoy muy orgulloso y es un honor situar a Ourense en el mapa nacional. Me gustaría agradecer a mis compañeros que me han votado y a los pacientes que han refrendado el premio con opiniones positivas. Me pilla de supersorpresa. Hay oncólogos que tienen tantos o más méritos que yo, sin ninguna duda.

Suma 30 años de experiencia.

Sí, hice la especialidad en el Hospital Clínic de Barcelona, que es muy puntero a nivel internacional. Regresé en cuanto acabé la residencia, en 1995. Fui el especialista más joven vía MIR porque mi primer contrato como adjunto en Ourense lo firmé con 27 años. Querría recordar a mi primer jefe, el doctor Rubén Rodríguez, que fue el artífice real de la potencia que es Ourense en oncología. Era un profesional y una persona superentrañable. 

Una trayectoria muy larga.

He visto a miles de pacientes y, afortunadamente, muchos cambios en la asistencia oncológica. El mayor es que estamos aumentando la curación año tras año. Hay más técnicas de diagnóstico; mejoras en los tratamientos de cirugía, radioterapia y quimioterapia; y nuevos avances en tratamientos más personalizados, que el paciente puede tomar en casa prácticamente sin ningún efecto secundario, por vía oral, muy selectivos y que permiten una gran calidad de vida.

Es especialista en seis cánceres.

Digo siempre que el oncólogo tiene que ser todoterreno, con un conocimiento básico en todo tipo de tumores -los más incidentes son mama, colon, pulmón y próstata- y después debe subespecializarse.  Yo estoy especializado en cáncer de pulmón, inmunoterapia y oncogeriatría o cáncer en ancianos. Estamos en una de las provincias más envejecidas y la mitad de nuestros pacientes están por encima de los 65 o 70 años. Los ancianos tienen particularidades de fragilidad y patologías concomitantes que nos obligan a estar al día en los tratamientos y personalizarlos más que nunca.

¿Cuáles afectan más a los mayores?

La edad es el factor de riesgo fundamental para desarrollar un tumor. En los varones es el cáncer de próstata, pulmón y colon. Y en mujeres, los de mama y colon.

¿Lo mejor y peor de ser oncólogo?

Lo más positivo es saber que de cada paciente y familiar siempre puedes aprender algo y ayudarles en el día a día. Lo mejor de ser oncólogo es curar a muchos e intentar cuidarlos a todos. Lo peor son los momentos de bajón, cuando algún tratamiento no funciona, la desesperanza del paciente y su familia. Siempre intentamos enviar un mensaje de lucha y positividad porque los avances son importantes y estamos en vías de cronificar la enfermedad: a muchísimos, curarlos, y a la gran mayoría, cronificarlos. Conseguir que aumente la supervivencia, y su cantidad y calidad de vida.

Trabaja en dos centros privados y en el hospital público, y es autor de numerosas publicaciones científicas, ¿de dónde saca el tiempo?

Tengo la suerte de trabajar con magníficos profesionales y siempre digo que la oncología es multidisciplinar y exige un trabajo en equipo, no solo con tus compañeros, sino con otras especialidades. Quiero pensar que es un trabajo en equipo y, al final, siempre sacas tiempo para investigación y ensayos clínicos.

¿Algún sueño profesional que cumplir antes de jubilarse?

(Risas) Realmente, no. Lo que me gustaría es disponer de más tiempo para los pacientes y, a nivel personal, para mi familia. Los pacientes necesitan tiempo; tienen muchas dudas, ansiedades e inquietudes. A nivel profesional me doy más que satisfecho con lo que he vivido y lo que me queda por vivir. Espero seguir aportando en la medida de lo posible.

¿Alguna curación destacable?

La verdad es que sí y están descritas como Fenómenos de Lázaro. Eran dos pacientes con cáncer de pulmón en un estadio muy avanzado, pero detectamos una alteración molecular, y con una terapia dirigida que llegó en el momento justo. Las dos siguen vivas tras diez años. Otro paciente joven con cáncer de pulmón tenía una respuesta muy mala a varias líneas de tratamiento, pero pudo acceder a un ensayo con inmunoterapia no autorizado en España. Fue impresionante, porque a los meses se habían borrado todas las metástasis.

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