No habrá apelación ante la Audiencia provincial por parte del Ministerio Fiscal ante la sentencia que condenó a uno de los tres acusados de amenazar e intentar extorsionar a Berta Collarte, hija del empresario ourensano desaparecido en 1998.
La acusación pública ha dado su conformidad a la sentencia, de modo que será la acusación particular quien sostenga el peso del recurso. De hecho, la familia Collarte ya anunció que, en desacuerdo con la sentencia del Juzgado de lo Penal número 1, apelaría a la Audiencia ante la absolución de dos de los tres procesados.
El fallo consideró probado que el 29 de junio de 2002 Víctor Manuel Dias llamó por teléfono a Berta Collarte exigiéndole el pago de 10.000 euros. Los contactos telefónicos continuaron los días 1, 6 y 8 de julio y 16 de septiembre. El 20 de marzo de 2003 volvió a las andadas, pero elevando la cifra. Reclamó 1,2 millones de euros. En caso de no hacerlo, habría muertos. El fallo judicial no consideró debidamente probado que el acusado actuase de mutuo acuerdo con Joao Fernández Mateus o José Lopes Rodrigues, socio luso de Collarte. Como consecuencia de todos estos hechos, Berta Collarte sufrió estrés postraumático severo.
La familia siempre consideró que Dias estaba confabulado los otros dos acusados. Es más, veía en Lopes Rodrigues al cerebro de la extorsión. Fundamentaba esta acusación en que desde el teléfono que se empleó para amenazar a Collarte en 2003, se telefoneó al día siguiente al número de Lopes. Además, en las últimas llamadas amenazantes se hacía referencia a datos que sólo conocía el círculo íntimo de la mujer, entre el que se hallaba Lopes.
El fallo consideró probado que el 29 de junio de 2002 Víctor Manuel Dias llamó por teléfono a Berta Collarte exigiéndole el pago de 10.000 euros. Los contactos telefónicos continuaron los días 1, 6 y 8 de julio y 16 de septiembre. El 20 de marzo de 2003 volvió a las andadas, pero elevando la cifra. Reclamó 1,2 millones de euros. En caso de no hacerlo, habría muertos. El fallo judicial no consideró debidamente probado que el acusado actuase de mutuo acuerdo con Joao Fernández Mateus o José Lopes Rodrigues, socio luso de Collarte. Como consecuencia de todos estos hechos, Berta Collarte sufrió estrés postraumático severo.
La familia siempre consideró que Dias estaba confabulado los otros dos acusados. Es más, veía en Lopes Rodrigues al cerebro de la extorsión. Fundamentaba esta acusación en que desde el teléfono que se empleó para amenazar a Collarte en 2003, se telefoneó al día siguiente al número de Lopes. Además, en las últimas llamadas amenazantes se hacía referencia a datos que sólo conocía el círculo íntimo de la mujer, entre el que se hallaba Lopes.
