ENTREVISTA

“En Galicia hemos lanzado un mensaje claro de que los mayores nos importan"

Miguel Ángel Vázquez es el director del CReCI de Os Milagros (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera Miguel Ángel Vázquez es el director del CReCI de Os Milagros (XESÚS FARIÑAS).
Miguel Ángel Vázquez lidera el CReCI de Baños de Molgas 

Las instalaciones del antiguo colegio de Os Milagros que la Fundación San Rosendo había acondicionado para abrir, este mismo año, como un centro para personas con discapacidad gravemente afectadas acogen desde hace una semana a usuarios de residencias de ancianos de la provincia que han dado positivo en coronavirus. Un centro pionero que la Xunta de Galicia ha diseñado para los afectados de la zona sur y que, el equipo liderado por el doctor Miguel Ángel Vázquez, ha bautizado como CReCI.

¿Qué es CReCI?

Es el acrónimo del Centro Residencial de Cuidados Integrados, porque esto debe ser una oportunidad para crecer. Estamos viviendo una situación de crisis, no solo sanitaria, sino a nivel global de  economía, social, valores,... hay mucho que reflexionar. El centro ofrece un tipo de cuidados intermedios a las personas afectadas entre dos modelos que todos conocemos bien, el de los hospitales y las residencias. Es un centro pionero en España, no se si a nivel internacional hay otro, y eso es un reto. Es difícil poner en marcha un centro novedoso como este, y más hacerlo en apenas dos días, pero también una oportunidad porque no hay nada parecido.

¿Cuál será la misión del centro?

Nace con el objetivo de reducir el número de afectados en pequeñas residencias sin recursos. Las residencias son espacios sociales, la arquitectura está pensada para la convivencia y no tienen recursos sanitarios, ni estructura técnica, ni humana para hacer frente a esta situación. La idea es auxiliarlas y esperemos, aunque nunca lo sabremos, que esto sirva para evitar alguna muerte. Con la centralización de los positivos conseguimos reducir la ansiedad y el estrés de muchos mayores, y también del personal de las residencias y de las propias familias, porque estaban en un centro que no tenían los recursos adecuados. 

¿Cuántas personas están atendiendo en la actualidad?

Ahora mismo contamos con 36 usuarios trasladados desde Celanova y Castro Caldelas, y pendientes de algún traslado desde O Barco de Valdeorras. Hay unos criterios de admisión y de alta, pero definitivamente se trata de atender a las residencias pequeñas. Tenemos que ser garantistas pero, cuando estén curados, los mayores volverán a su centro de origen.

Hay familias que se quejan de falta de información, ¿cuál es la situación de los mayores?

Están bien, muy bien. Aun está sin articular el sistema protocolario de las comunicación con las familias (han adquirido tablets para hacer videoconferencias), pero que estén tranquilos porque si hay un cambio de estado, se les va a avisar. Entendemos su preocupación pero, si no llamamos, es porque están bien. A nivel profesional estamos muy apoyados por médicos y enfermeros del Sergas y con el CHUO trabajamos como si fuésemos un servicio hospitalario más. 

Estaba previsto que el centro albergase a usuarios del sur de Galicia. ¿Tiene capacidad para absorber a todos?

El centro tiene 92 plazas, que está bien. Pero en Pontevedra se está dando la circunstancia de que, en algunas residencias grandes, más del 50% de los usuarios han dado positivo. En ese caso vale la pena sacar a los que están bien y crear en esos espacios un CreCI y creo que Política Social va por ese lado. 

¿Quién conforma el equipo asistencial y sanitario?

Actualmente somos 35 personas para atender a 36 usuarios. A medida que la situación avance, iremos creciendo hasta las 140 personas aproximadamente. Todo esto es caro, pero tenemos que sentirnos muy orgullosos porque hemos lanzado un mensaje claro de que los mayores nos importan. La respuesta que ha dado Galicia es que ha actuado de manera ejemplar. Y aquí es necesario destacar a aquellos que están cuidando de nuestros padres, de nuestros abuelos. El personal que tenemos aquí es un ejemplo por el sentido del deber y el nivel moral que han demostrado. 

¿Cómo están los ánimos?

Detrás del temor y la angustia, por uno mismo y por sus familias de los primeros días, hoy los ves salir cansados después de un turno de 12 horas, con trajes asfixiantes y marcas en la cara, pero la emoción que trasmiten es de paz. Es de estamos haciendo lo correcto. Esta es una de las experiencias mas bonitas que he vivido en mi carrera.

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