SUCESO EN OURENSE

Muere desangrado cuando salía de una vivienda ajena

La Policía busca a un hombre y una mujer que acompañaron horas antes a Francisco Javier González hasta la avenida de As Caldas a bordo de un taxi 

Un shock hemorrágico debido a un trauma vascular, tal como confirmó la autopsia, acabó con la vida de Francisco Javier González Delgado, de 44 años, a primera hora de la mañana de ayer cuando, según la principal hipótesis policial, abandonaba una vivienda particular ajena en el número 1 de Ponte Lonia, en el barrio del mismo nombre, y su pierna derecha resultó lesionada en la región inguinal a consecuencia de "un instrumento punzo-cortante", la propia verja de la casa. Una única herida penetrante provocó que se desangrase.

La Policía sospecha que salía de la casa, cuyos propietarios residen en Suiza, por la posición en la que fue hallado el cuerpo: de cúbito prono con la cabeza hacia el exterior y la pierna derecha enganchada en la alambrada de forja con puntas orientadas hacia afuera. De hecho, uno de los pinchos fue el que le seccionó la arteria femoral.

El cadáver fue descubierto por un vecino que pasaba por el lugar a las 10,15 horas de ayer, pero, según el forense que acudió al levantamiento del cadáver, al menos llevaba tres horas muerto, lo que sitúa el suceso en torno a las siete de la mañana. Los bomberos fueron los encargados de desengancharlo de la verja.

González Delgado fue identificado con rapidez, pese a que no llevaba documentación consigo, porque es un viejo conocido de la Policía. En su hoja de antecedentes aparecen 12 detenciones, la mayoría por robos con fuerza, sustracciones con violencia o amenazas, aunque para encontrar la última hay que remontarse al año 2000. Pese a que hay constancia de que accedió a una propiedad privada -la casa sólo está habitada en verano- no así de que hubiera entrado al interior de la vivienda ya que la inspección ocular reveló que no había signos de violencia ni en ventanas ni puerta.

La Policía Nacional trata ahora de dar con el paradero de las personas que vieron por última vez con vida al difunto para descartar o confirmar que tomaron parte en algún hecho delictivo. Según el relato de un vecino del lugar, tres personas, dos hombres y una mujer, acudieron a su casa a las 04.30 horas de la madrugada para pedirle que llamara un taxi. Así lo hizo, y el taxista los condujo a la avenida de As Caldas, cerca de la Plaza de Abastos. Allí, se pierde la pista.

En un principio, se sospecha que uno de los ocupantes del taxi era la víctima, por la descripción que hace de él el vecino: una persona con el pelo rapado, complexión muy delgada y 1,75 metros de altura.

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