La construcción de la central hidroeléctrica de Santa Cristina requiere remover 848.092 metros cúbicos de escombro en el Cañón del Sil, según recoge la compañía promotora, Iberdrola, en el estudio de impacto ambiental del proyecto, que figura en exposición pública.
En concreto, dos tercios del escombro total procederán de la excavación subterránea, mientras el resto se realizará a cielo abierto. Para la apertura de galerías bajo tierra será necesario el empleo de voladuras, según señala el estudio.
El informe apunta que la totalidad del volumen excavado será reutilizado en la obra, fundamentalmente en la formación de los diques del depósito que es necesario construir para almacenar el agua que se tomará del embalse de Santo Estevo, y antes de su posterior turbinado en la nueva central.
El estudio ambiental -que contempla un periodo de obras de hasta ocho años- reconoce que pueden producirse numerosos impactos durante la ejecución, entre los que cita preparar el terreno, desbroces, talas, adecuar vías de acceso, acopio y almacenamiento de materiales, transporte o montaje, entre otros. Añade que, durante las obras, 'puede producirse una alteración de la calidad del agua', debido a los movimientos de tierra, aunque la compañía se compromete tomar las medidas pertinentes para minimizar los impactos.
Para ejecutar las obras, será necesario bajar el nivel del embalse, según refleja el estudio, hasta una cota inferior al punto donde se ubicará la toma para captar agua en el embalse de San Estevo (entre 10 y 12 metros del nivel medio del embalse). Esta cota se mantendrá mientras duren las obras. 'Tanto el descenso del nivel de agua del embalse como su recuperación posterior conllevarán una modificación del régimen de caudales del río Sil aguas abajo de la presa de Santo Estevo', reconoce el informe, aunque asegura que 'se mantendrá en todos los casos un flujo de agua continuo por el cauce'.
La reducción del caudal también se realizó durante los veranos de 2009 y 2010 en Santo Estevo, en la ampliación de potencia de la central. Iberdrola también anunció entonces medidas de prevención, pero lo cierto es que en algunos tramos el cauce del río quedó prácticamente con un hilo de agua.
El informe apunta que la totalidad del volumen excavado será reutilizado en la obra, fundamentalmente en la formación de los diques del depósito que es necesario construir para almacenar el agua que se tomará del embalse de Santo Estevo, y antes de su posterior turbinado en la nueva central.
El estudio ambiental -que contempla un periodo de obras de hasta ocho años- reconoce que pueden producirse numerosos impactos durante la ejecución, entre los que cita preparar el terreno, desbroces, talas, adecuar vías de acceso, acopio y almacenamiento de materiales, transporte o montaje, entre otros. Añade que, durante las obras, 'puede producirse una alteración de la calidad del agua', debido a los movimientos de tierra, aunque la compañía se compromete tomar las medidas pertinentes para minimizar los impactos.
Para ejecutar las obras, será necesario bajar el nivel del embalse, según refleja el estudio, hasta una cota inferior al punto donde se ubicará la toma para captar agua en el embalse de San Estevo (entre 10 y 12 metros del nivel medio del embalse). Esta cota se mantendrá mientras duren las obras. 'Tanto el descenso del nivel de agua del embalse como su recuperación posterior conllevarán una modificación del régimen de caudales del río Sil aguas abajo de la presa de Santo Estevo', reconoce el informe, aunque asegura que 'se mantendrá en todos los casos un flujo de agua continuo por el cauce'.
La reducción del caudal también se realizó durante los veranos de 2009 y 2010 en Santo Estevo, en la ampliación de potencia de la central. Iberdrola también anunció entonces medidas de prevención, pero lo cierto es que en algunos tramos el cauce del río quedó prácticamente con un hilo de agua.
