‘La Iglesia debería olvidarse de legislar’, conclusión de las jornadas de Sociedad y Derecho

  Organizadores y decanos, durante la clausura de las jornadas.  (Foto: X.F.)
Las VII Xornadas de Sociedade e Dereito, dedicadas este año a analizar las ‘Relaciones Iglesia-Estado en la España Contemporánea’ llegaron ayer a su fin en el Campus de Ourense, a través de un acto de entrega de diplomas a los 125 participantes.
Después de haber acogido 20 ponencias y tres mesas redondas, la Facultad de Derecho del Campus realizó ayer la clausura de las ‘VII Xornadas de Sociedade e Dereito’, dedicadas este año a analizar las ‘Relaciones Iglesia-Estado en la España Contemporánea’. Esta iniciativa, en cuya organización colaboró la Asociación Galega de Estudios Xurídicos, concluyó con la entrega de diplomas acreditativos a los 125 alumnos participantes, a través de un acto presidido por la Secretaria Xeral de la Universidad de Vigo, Esther González; el decano de Derecho de la Universidad de Santiago, Luis Míguez, y la decana del centro ourensano, Inés Iglesias.

El director de las jornadas, el profesor del Área de Derecho Constitucional, José Agustín González-Ares, manifestó sentirse ‘muy satisfecho’ con los resultados obtenidos, ‘pues logramos reunir bajo un mismo espacio a todos las voces y sectores que confluyen en este tan tema polémico y actual’. En este sentido, aclaró que la iniciativa recorrió, ‘a través de un análisis histórico-constitucional’ las relaciones Iglesia-Estado desde el siglo XIX hasta lo acontecido en la II República, en el régimen franquista y en la Guerra Civil. Respecto a las dos Constituciones en las que se regula esta relación (1812 y 1978), González-Ares explicó que ‘se han quedado obsoletas’, por lo que la religión ‘debería de ponerse a la altura de los nuevos tiempos, intentado legislar sólo para los creyentes y no para toda la sociedad’.

Por último, matizó que la Iglesia tiene que atender a la estricta moralidad de sus seguidores, ‘y olvidarse de su campaña férrea y dura contras las leyes del Parlamento, con una actitud beligerante, que me parece extraña pues la Iglesia nunca había tenido tanta financiación del Estado como hasta ahora’.

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