Salió de copas toda la noche con su madre, quien deberá responder en el juzgado de un delito de sustracción de menores

La joven ebria al volante llevaba dos meses fugada

La adolescente de 16 años que conducía un coche en estado ebrio y colisionó contra el pabellón de Os Remedios llevaba dos meses fugada de un centro de protección de menores de Vigo, en donde convivía desde hace tres años bajo la tutela de la Xunta. La joven ingresó ayer de nuevo en esas instalaciones viguesas después de prestar declaración en la Fiscalía de Menores, donde aseguró que, tras marcharse del centro de protección, se fue a vivir con su madre a un hotel del casco viejo de la ciudad de As Burgas.
En la noche del pasado sábado, su madre, de origen colombiano y residiendo de forma irregular en España, junto a la pareja de ésta, la invitaron a salir de fiesta, que se prolongó hasta las once y media del domingo (fue cuando sufrió el accidente), según aseguran fuentes de la investigación. Durante las largas horas de diversión -fueron a una verbena y después a una discoteca latina-, la adolescente reconoció que los tres habían consumido un importante número de copas. La adolescente, tras la colisión, superó dos veces la tasa de alcohol permitida en el control de la Policía Local, por lo que le imputan dos delitos contra la seguridad vial (conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas y sin permiso).


SIN CARNÉ

La joven declaró en Fiscalía de Menores que cuando sufrió el accidente era ella la que conducía y que estaba sola en el automóvil, un Citröen AX. Es más, puntualizó que sobre las seis de la madrugada del domingo dejó a su madre continuar la fiesta con su pareja y cogió las llaves del coche de este último, lo puso en marcha y estuvo dando vueltas, hasta que colisionó contra el polideportivo. Esta versión no acaba de convencer ni al fiscal ni a la Policía Local, máxime cuando la adolescente, dado su ingreso en el centro de protección, no tiene carné y se supone que tampoco cuenta con experiencia en el manejo de automóviles.

Así, los agentes investigan si los que pilotaban el vehículo era la madre o su compañero sentimental (es el propietario del vehículo) y, tras el accidente, se dieron a la fuga ante el elevado alcohol que habían consumido y, así, eludir una posible sanción o incluso la retirada del permiso de conducir.

En el momento del siniestro, la menor se negó en un principio a facilitar datos sobre su identidad y la de su madre, para evitar que ésta fuera localizada. Al final, colaboró con la patrulla que la trasladó a la Comisaría provincial. Sobre el mediodía, su madre se presentó en las dependencias policiales con síntomas de estar ebria. Los agentes le tomaron declaración, mientras el juzgado, que la llamará a declarar en los próximos días, le imputa un delito de sustracción de menores (por recoger a su hija y no entregarla a la Administración) y otro de abandono familia, en relación a la noche de copas.

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