Los jubilados de Ourense se aprietan el cinturón: “Ahora comemos peor”

María Julia Veiga Vázquez, en la Avenida de Buenos Aires.
photo_camera María Julia Veiga Vázquez, en la Avenida de Buenos Aires.

La mayoría de los pensionistas de Ourense, sobre todo las mujeres, cobran por debajo del SMI. Notan los precios, pero se manejan para llegar a fin de mes consumiendo productos más baratos

Las mujeres esperan al autobús de vuelta a sus barrios, en las inmediaciones de la Plaza de Abastos. Recorren las calles cargadas de bolsas o tirando de los carros de la compra. Una de ellas es Milagros Rodríguez. Cobra menos de 700 euros y se queja de que “aquí todas las pensiones son bajas”. Respira gracias a la pensión de su  marido, aunque asegura que tiene que apretarse el cinturón: “Muchos alimentos no puedes traerlos como antes, tienes que cortarte o te endeudas a final de mes”. Las carnes o el pescado, por ejemplo.

“Eu teño unha pensión de 700 euros, ti pensas que podo vivir con iso? Aínda menos mal que tamén temos a do meu marido”

Milagros podría considerarse afortunada. Otras, como Josefa Vázquez, apenas cobran 400 euros. Josefa vive sola y tiene una empleada del hogar que la cuida. Su fórmula para llegar a fin de mes: “Botar todo o día facendo contas”, aunque una hija le echa una mano. 

Julia Veiga Vázquez también tiene una pensión de 700 euros: “Ti pensas que podo vivir con iso?”, pregunta escandalizada. “Os precios dispáranse, dinche que baixan a semana que vén, pero non fan máis que subir”. No recuerda una inflación como esta en su vida, ni siquiera la del euro. Para sobrellevarla no compra menos, pero compra más barato: “Non deixamos de comprar, comemos peor”. En su casa son dos, con su marido,  y a pesar de que ya no tienen hijos a su cargo “veñen a comer algúns días, comer comen todos!”, bromea. 

“Durante los meses de invierno no venían menos de 200 euros de factura de la luz, y eso, sin sumarle el alquiler”

Julia afirma que una amiga cobra más que ella al juntar las dos pagas, la de jubilación y viudedad, que en Ourense ronda los 625 euros de media. Otras no tienen pensión propia, cobran la de viudedad y eso es lo que las salva.

María Dolores Gómez Pazos tiene 89 años y acude al supermercado. Es de Nogueira de Ramuín, pero tuvo que mudarse a la ciudad con una hija, para no quedarse sola en el pueblo. En su caso, asegura que donde más ha notado la subida de precios ha sido en la factura de la luz. “Durante estos meses de invierno no venían menos de 200 euros, estando de alquiler”. Minutos antes, Milagros Rodríguez, aseguraba que fue lo único que le dio un respiro: “Bajó muy poquito, pero se agradece”.

En los parques, los hombres charlan en los bancos. “Eu cobro máis de mil euros, teño unha pensión alta porque traballei moitos anos de cristaleiro”, explica Manuel Domínguez en San Lázaro. Su caso es una excepción, la media de la provincia no llega a los 900 euros. A su lado, Camilo Álvarez, no padece la subida de precios: “Eu non vou ao mercado, vai miña muller, pero si que subiu a vida”.

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