REPORTAJE

El largo camino de la Biblioteca Pública durante dos siglos

Interior del Instituto, en el que se encontraba la Biblioteca Publica, el dia después del incendio de 1927.
photo_camera Interior del Instituto, en el que se encontraba la Biblioteca Publica, el dia después del incendio de 1927.
La noche del 8 de diciembre de 1927 sería una fecha trágica para la ciudad cuando las llamas destruyen el interior del edificio con un voraz incendio provocado, según las crónicas, por un brasero de carbón

Después de casi dos siglos de peregrinación por distintos edificios de la ciudad, la Biblioteca Pública de Ourense se asienta definitivamente en el espacio que fue convento e instalación militar totalmente renovado, y en cierto modo regresa al lugar en el que fue fundada. Un convento, dos edificios dedicados a la enseñanza, un local de la Diputación y un nuevo edificio compartido, fueron el recorrido de la Biblioteca Publica hasta hoy. Creada por la Comisión Provincial de Monumentos, a cargo del exabad del Monasterio de Celanova don Bonifacio Ruiz, se abre al público en junio de 1847 compartiendo espacio con el también recién creado Museo Provincial, con un fondo de más de 12.000 volúmenes. Según Enrique Bande y Carlos Taín, autores del libro “El Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Orense”, poco después la Biblioteca pasará a compartir local con el Instituto en la Rúa Nova (después calle del Instituto y ahora Lamas Carvajal), hasta que en 1892 ambas instituciones ocupan el edificio propiedad del Estado que aún perdura. Los ourensanos pasaron a denominar a la Biblioteca Pública, que en 1900 contaba con más de 17.000 volúmenes, como la “Biblioteca del Instituto”, aunque en realidad fueran dos porque el Instituto ya contaba con biblioteca propia de 348 volúmenes . 


Una noche trágica para los libros


La noche del 8 de diciembre de 1927 sería una fecha trágica para la ciudad cuando las llamas destruyen el interior del edificio con un voraz incendio provocado, según las crónicas, por un brasero de carbón. Vecinos, alumnos, profesores y personal del Instituto se lanzaron a salvar todo lo que pudieron, incluidos valiosos libros de la Biblioteca. La tragedia conmovió a toda Galicia y provocó una hermosa demostración de amor al libro por parte de los ourensanos que, con don Juan Fernández Xesta a la cabeza, crean un Comité Pro Biblioteca y lanzan al mundo, incluida la América rebosante de gallegos emigrados, un llamamiento para que envíen libros y dinero para crear una nueva Biblioteca Pública. El escritor ourensano Eugenio Montes contribuiría a ese llamamiento escribiendo desde París en el periodico El Pueblo Gallego: “No es un secreto para nadie que Orense es la ciudad mas viva, culturalmente, de Galicia… En Orense se pronunciaron por primera vez los nombres de Picasso, Apollinaire, de Joice; pero ya los nombres de los mejores que advengan no se pronunciarán, porque los orensanos no tendran libros en donde estudiar”.

 El primer libro que se recibe viene de América y se titula “Atlántida”, de Decoud. Cuatro años después , en 1931 había un fondo de 3.184 volúmenes que no paraba de crecer a base de donaciones públicas y privadas. Esta hermosa historia la cuenta con detalle don Luis Fernández Xesta en su memoria de la nueva biblioteca publicada en 1942: “La nueva Biblioteca Pública de Orense. Su resurgimiento”.

Don Luis Fábrega, presidente de la Dipuatación, cederá parte de la planta baja del edificio de la calle del Progreso, que sera decorada por los alumnos de la Escuela Provincial de Artes y Oficios dándole el estilo de una biblioteca clásica que funcionaba en la mayoría de las bibliotecas públicas del mundo, en donde se instalará la nueva Biblioteca. En 1969, Eduardo Blanco Amor publica un artículo en La Región lamentando el abandono de ese local en el que dice: “No hay apenas luz, hace frío y hay goteras”. Esa mala situación provoca la necesidad de contar con instalaciones adecuadas y el Ministerio acuerda construir un edificio en la calle Concejo, en la que será la quinta instalación que conocerá la Biblioteca y la primera construida para ella. En el espacio de la Diputación pasará a instalarse la Biblioteca de dicha instalación, que más tarde pasará al edificio Simeón. En el edificio de la calle Concejo se instalará en los años setenta hasta hoy, en que regresa a sus origenes del antiguo monasterio de San Francisco convertida en una biblioteca funcional y actual.

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