La entrada en vigor de la ley antitabaco dejó a los locales hosteleros sin ceniceros. En el primer día de aplicación no se produjeron incidencias, salvo algún despistado que encendió un cigarrillo sin darse cue

La ley antitabaco jubila el cenicero

Varios clientes en una terraza. (Foto: Miguel Angel)
Carteles advirtiendo de la prohibición de fumar, barras y mesas sin ceniceros e incluso máquinas expendedoras de tabaco apagadas, quizás para evitar problemas. Esta era la estampa que marcaba ayer la actualidad en los bares ourensanos, donde más se notó la aplicación de la nueva legislación antitabaco.
Era el primer día de la entrada en vigor de la ley, que prohíbe fumar en todos los locales cerrados, así como en los alrededores de los colegios, hospitales y parques infantiles.

La jornada discurrió sin incidencias (la Guardia Civil y Policía Nacional no registraron ninguna denuncia o queja por incumplimiento de la normativa), pero hubo despistados que sin darse cuenta encendieron un cigarrillo para, ante la advertencia del camarero, apagarlo inmediatamente. 'Tuvimos un cliente que, por la costumbre, pidió un café y encendió el cigarro, pero se dio cuenta enseguida', afirmaba el gerente del área de servicio de la A-52 en Xinzo, Luis Fernández.

En un recorrido por los bares más céntricos de la ciudad, en los que hasta el momento se podía fumar, los camareros aseguraron no tener ningún problema. Tampoco detectaron una disminución de la clientela, aunque sí que la gente está menos tiempo en el local. 'Entran toman algo y salen pronto a la calle a fumar', explicaron en la cafetería Milucho de la calle del Paseo. En este local, los camareros aprovecharon la repisa de una ventana que da a la vía pública para colocar ceniceros en los que los clientes fumadores pudieran salir a fumar y volver a entrar al local.

A lo largo del casco urbano también se apreciaban terrazas, que adelantaron su apertura a la época veraniega para que los fumadores pudieran encender un pitillo.

Mientras, el presidente de la Federación de Hostelería de Ourense, Ovidio Ojea, criticaba la nueva legislación alegando que ocasionará pérdidas al sector. A su juicio, en el primer día de aplicación cayó la clientela en todos los bares. 'Cuando se podía fumar, los clientes tomaban más de una consumición. Ahora solicitan una y se marchan a fumar a la calle', explicó.

Pero en la ciudad abrió las puertas ayer un local cerrado en el que se podía fumar. Es el club 'Amigos del Tabaco' que está en la primera planta de la cafetería Xesteira. El local está señalizado y es para socios, que no deben ser menores de edad. En el primer día apertura, según su presidente, Carlos Ramón Cid, 30 personas solicitaron ingresar en el club de fumadores.

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