La maleza comienza a crecer en el interior de la capilla de Os Remedios, declara bien de interés cultural (BIC), nueve meses después de que un incendio calcinara el templo, incluido el retablo y la imagen de la patrona.
Desde las ventanas de la fachada principal ya se aprecian silvas y hierbas, que brotaron entre las losas del suelo, sobre las que permanecen, carbonizados, bancos, retablos y trozos de madera.
Es más, las últimas lluvias provocaron que se derrumbara buena parte del techo, ya derruido tras el fuego, hacia el interior, cayendo dos grandes troncos de madera (antiguas vigas de la techumbre) sobre la escultura y sepulcro de su fundador, Francisco Méndez Montoto, y otro sobre un retablo lateral, que lo partió en dos. Además, la humedad está causando daños en lo poco que se salvó del incendio, sobre todo en las gruesas columnas de granito que sujetaban la cubierta.
Mientras, el proyecto de rehabilitación, redactado por la Consellería de Cultura y que requería una partida de 562.182 euros, no tiene fecha de ejecución pese a las prisas que mostraron todas las administraciones públicas tras su destrucción. El incendio se registró el 28 de julio y entonces se fijó el mes de noviembre como fecha tope para la rehabilitación de la capilla alegando que las lluvias del invierno podrían dañar la estructura del inmueble. La propiedad del inmueble, de varios herederos, tampoco ayuda a agilizar su recuperación.
Es más, las últimas lluvias provocaron que se derrumbara buena parte del techo, ya derruido tras el fuego, hacia el interior, cayendo dos grandes troncos de madera (antiguas vigas de la techumbre) sobre la escultura y sepulcro de su fundador, Francisco Méndez Montoto, y otro sobre un retablo lateral, que lo partió en dos. Además, la humedad está causando daños en lo poco que se salvó del incendio, sobre todo en las gruesas columnas de granito que sujetaban la cubierta.
Mientras, el proyecto de rehabilitación, redactado por la Consellería de Cultura y que requería una partida de 562.182 euros, no tiene fecha de ejecución pese a las prisas que mostraron todas las administraciones públicas tras su destrucción. El incendio se registró el 28 de julio y entonces se fijó el mes de noviembre como fecha tope para la rehabilitación de la capilla alegando que las lluvias del invierno podrían dañar la estructura del inmueble. La propiedad del inmueble, de varios herederos, tampoco ayuda a agilizar su recuperación.
