Entrevista a la nieta de Vázquez-Gulías

Lucila Vázquez-Gulías: "Es una pena que un edificio histórico se encuentre en un estado tan lamentable"

Imagen de archivo de Lucila Vázquez-Gulías.
photo_camera Imagen de archivo de Lucila Vázquez-Gulías.
Tras conocerse la noticia de los desprendimientos producidos en el edificio que albergó el antiguo Hotel Miño, en la esquina del Paseo con Cardenal Quiroga, hablamos con la nieta del arquitecto que lo diseñó, Lucila Vázquez-Gulías

La abogada Lucila Vázquez-Gulías es nieta de Daniel Vázquez-Gulías, el arquitecto que diseñó el edificio histórico que albergó el Hotel Miño ourensano, anterior ubicación del Bazar Orense, y que acaba de sufrir desprendimientos en la esquina de la Rúa do Paseo con Cardenal Quiroga.

En conversación con La Región, Vázquez-Gulías volvía tras haberse desplazado al edificio para comprobar de primera mano y a pie de calle el estado de los desperfectos. "Básicamente se ha desprendido un rosetón metálico del mismo, que bien podría haber guillotinado a alguien que pasaba al caerse".

"Evidente falta de mantenimiento"

"Otro de los rosetones ha sido retirado por los bomberos, y supuestamente ambos han sido recogidos por la propiedad para restaurarlos y que vuelvan a su emplazamiento original".

Al respecto de la actual propiedad, la abogada y presidenta de la Fundación Vázquez-Gulías afirma que "desconozco su nombre, sé que es mexicano y que es suyo desde hace unos ocho años, pero lo que es evidente es la falta de mantenimiento de un edificio protegido como es este".

"Es algo que ocurre también con otros inmuebles en Ourense, como el único edificio modernista de la ciudad, Casa Taboada, en Progreso. Es una tristeza que obras arquitectónicas de tal valor patrimonial se encuentren en un estado de conservación tan lamentable y mejorable", abunda con pesar al referirse a la obra de su abuelo.

"Podría haber ocurrido una desgracia"

En cuanto a los desprendimientos de hoy, Vázquez-Gulías insiste en que "bien podría haberse producido una desgracia. Es evidente que se han producido por el deterioro paulatino del inmueble".

Preguntada sobre el resto de elementos arquitectónicos que podrían estar comprometidos, "el pararrayos no corre peligro, al estar anclado a la parte de abajo". En cuanto al interior, todo son conjeturas. "Tras tantos años de ruina, imagino que se encontrará en un estado similar. Lo cierto es que nunca he accedido al interior", afirma Vázquez-Gulías.

"Tan solo he estado dentro del bajo. Hace 25 años, cuando acogía el Bazar Orense, el suelo de madera ya se encontraba en un estado deplorable. Luego he solicitado acceder al interior en el marco de una visita cultural, pero se me denegó", lamenta en declaraciones a La Región.

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