REPORTAJE SOBRE EL LICEO

Lugar de recreo, 
cultura y diversión

Es uno de los edificios más antiguos de la ciudad y al que los ourensanos acuden buscando entretenimiento, cultura, relaciones y placeres diversos.

Es la sede del Liceo Recreo Orensano de Artesanos, situado en una calle histórica, Lamas Carvajal, que antes se llamó del Instituto y en los años treinta reunió la mayor actividad comercial de la ciudad. El edificio, de estilo renacentista, lo manda construir el aristócrata don Álvaro de Oca en 1583 para vivienda de la familia.

En 1870, el Liceo , fundado hacia veinte años y contando ya con numerosos socios, decide alquilar por 500 reales un edificio descrito en su Libro de Actas como: “De amplia cabida, noble apariencia y recias paredes, propiedad entonces del marques de Valladares”, con columnas octogonales en su interior, capiteles geométricos y cinco escudos en la fachada en los que están representadas linajudas familias gallegas, como los Deza, Enríquez, Oca, Sarmiento, Zúñiga y Mendoza. En esa época, el edificio estaba prácticamente abandonado y ocupado por las cuadras de las caballerizas de la familia, por lo que la sociedad tendrá que invertir 34.293 pesetas en arreglos.

Poco después, la Sociedad Recreativa compartiría espacio con tres establecimientos comerciales, en la planta baja y en régimen de alquiler: la farmacia Barja , la sombrerería del señor Núñez y la mercería “El Primor”, todos ellos cerrados en la actualidad. Ese mismo año 70, y con motivo del traslado, la sociedad desplegó mucha actividad: comenzó a publicarse “El Eco del Liceo”, un semanario que contaba a los socios todo lo que ocurría en su Sociedad Recreativa; se expulsó a dos socios por hacer trampa en el juego, y se celebraban espléndidos saraos en los que las damas eran obsequiadas con pastas finas y huevo hilado servidos por la confitería de “Casimiro” situada en la Plaza Mayor. El 15 de mayo de 1873, un joven aún desconocido, Isaac Albéniz, daba un concierto de piano en el salón de fiestas. Después se sucederían las fiestas de Carnaval, los bailes de “puesta de largo” de las señoritas más distinguidas de la ciudad.

Mientras, entre sus socios se producía una pequeña revolución en la que eran expulsados los socios que “confundían la democracia con la chabacanería”. Poco a poco los socios de “abolengo” iban marginando a los considerados “incorregibles”. Nombres ilustres por sus orígenes familiares o su prestigio profesional y literario pasaron a formar parte de la sociedad en los años sucesivos. Curros Enríquez y Lamas Carvajal se hacen socios en 1876 y 79 respectivamente, Paz Novoa y otros. Teatro, ópera, conciertos, recitales de poesía, veladas literarias y sobre todo juegos variados convertirían el Liceo en un foco de la cultura y la vida social nunca superado por sus dos rivales: el Orfeón y el Club Tennis. La historia del Liceo desde su fundación en 1850, hasta 1927, la publicó en una serie de artículos en La Región el historiador local don José Adrio Menéndez recopilados más tarde en un pequeño libro. Desde esa fecha hasta hoy, está sin escribir.



LA VIDA EN UN PATIO

El patio interior del edificio, al que se accede por la puerta principal giratoria –la única que se conserva en Ourense-, reúne la mayor actividad de socios y visitantes durante todo el día. Está cubierto por la única vidriera del edificio, que da luz al patio. Originariamente era una vidriera de cristales blancos, pero en 1972, cuando ya el edificio era propiedad del Liceo, se encarga a cristalerías “La Belga” que proceda a repararla añadiéndole el escudo de la ciudad en el centro, reparando el emplomado y añadiendo en las esquinas las alegorías de la música, el arte, la literatura y la ciencia. Todo por un coste total de 75.000 pesetas. El resultado es una vidriera con motivos florales clásicos y no especialmente bonita. El año anterior se habían colocado los cristales hermosamente biselados de las puertas de la Biblioteca.

Pero lo que llama la atención en este patio son los ocho murales de temas costumbristas pintados en 1884, encargados por la sociedad al vigués de origen catalán, Ramón Buch, restaurados varias veces. La fuente situada en el centro es obra del escultor orensano e industrial del mármol Piñeiro. La sillería del patio y la decoración del bar son obra de los fabricantes de muebles Hermanos Rodríguez.

La actual biblioteca, que ocupa toda la fachada principal de la primera planta, utilizada especialmente por lectores de periódicos, tuvo sus orígenes en el Gabinete de Lectura que se crea en 1857, que no cuenta con bibliotecario hasta 1862. A excepción de algunos ejemplares, como la colección de la revista “Blanco y Negro”, la biblioteca del Liceo no destaca por su calidad, pero su ambiente, un tanto lúgubre y en ocasiones rancio, encaja bien en el de toda la casa.



DOÑA MARÍA VENDE EL EDIFICIO

El 2 de febrero de 1957 el entonces presidente del Liceo, señor Borrajo, firma la compra del edificio a la señorita María Durán Villanueva, quien lo había heredado de su madre. La operación alcanzó los tres millones de pesetas, que el Liceo consiguió con un crédito de la Caja Provincial de Ahorros que acabaría de pagar en 1971. Doña María cobraría dos millones en mano y el resto en cuatro años. En ese momento, el edifico ocupaba una superficie de 1.060 metros cuadrados. Mucho esfuerzo le costaría a las distintas directivas conseguir que los socios aceptaran pedir otro préstamo para realizar las obras y arreglos que el edificio pedía a gritos . Por fin, en 1969, se aprueba la petición de un préstamo a la Caja de Ahorros de 3.500.000 pesetas a pagar en 20 años. Las obras incluirán el aprovechamiento del espacio que ocupaba un amplísimo desván y la cobertura de la terraza de la primera planta.

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